Las paredes de La Gaviota han sido derruidas y ya forman parte de la historia marbellí. Antonio Banderas compró esta propiedad tras la muerte de Encarna Sánchez en 1996. Fue un regalo del que fuera alcalde de Marbella Jesús Gil a la periodista de COPE por su apoyo público de cara a las elecciones y el actor malagueño sintió que acabó pagando los platos rotos de la irregular gestión urbanística de la época.