
La entidad financiera ha lanzado su nueva línea de tarjetas ecológicas con las que reduce su impacto medioambiental al mínimo, además de evitar la pérdida de residuos en su tratamiento.
Las nuevas tarjetas están fabricadas con un material ecológico basado en PVC 100% reciclado y sustituyen a las utilizadas anteriormente, de manera que serán enviadas a los clientes de Caja Rural de Teruel en renovaciones o nuevas contrataciones.
Una apuesta por estas tarjetas se enmarca en la línea sostenibilidad de la entidad, sin perder seguridad. En concreto, la tecnología del PVC de estas tarjetas está basada en la economía circular, un modelo económico que apuesta por la producción sostenible de bienes y servicios mientras reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía, señalan desde la entidad financiera desde la que añaden que, gracias a esta estrategia productiva, la reutilización y el reciclaje permiten conseguir productos sostenibles de primera calidad que respetan y cuidan del entorno.
Los componentes del PVC proceden de la industria de la construcción, de la industria de fabricación de tarjetas o de las bolsas de plástico, entre otros; y son 100% reciclables desde el punto de vista físico, químico o energético.
Tras separarse a través de un complejo proceso mecánico, se procede a moler el material, lavarlo y limpiar las impurezas. Posteriormente, entra de nuevo en el proceso productivo en forma de grano o polvo para fabricar nuevos elementos. Esto permite que el residuo PVC se reduzca a trozos muy pequeños que pueden fundirse para reconvertirse en partículas pequeñas empleadas en la fabricación de las tarjetas bancarias.
La diferencia entre estas y las demás es que tanto el core como el recubrimiento exterior están hechos completamente con PVC. Este material representa el menor impacto medioambiental en comparación con tarjetas normales como el PVC estándar o PET-G, sobre todo, en aspectos como la huella de carbono, el agotamiento de recursos hídricos y la formación de ozono fotoquímico. Este proceso permite obtener materiales biodegradables, mientras que reduce la producción de PVC virgen, conservando las mismas propiedades y durabilidad que el PVC estándar.
La unión entre el diseño y el formato en el que se hacen las tarjetas de Caja Rural de Teruel permite un acabado artístico elegante y sostenible, y añaden una capa de seguridad para mayor tranquilidad de los clientes con el fin de evitar que los clientes sean víctimas de algún fraude o ciberdelito es una prioridad para la entidad turolense.
Además, las tarjetas cuentan con un sistema propio para evitar los fraudes en cualquier tipo de transacción como compras físicas, compras online, transferencias de dinero e incluso operaciones contactless.
También los clientes pueden activar el sistema biométrico en sus dispositivos móviles y finalizar el pago que realicen en comercios físicos o a través de Internet.
Con el sistema biométrico activado, se confirma la identidad del propietario de la tarjeta en el momento de la realización de la compra mediante la confirmación del pago a través de la huella dactilar o el reconocimiento.