Sevilla
La asociación Legado Expo Sevilla recupera esta semana las visitas guiadas a la Isla de la Cartuja. RTVE en Andalucía saca a Curro a las calles y emitirá algunos programas especiales. Habrá una exposición con documentos en el antiguo pabellón de Finlandia. Y poco más. El trigésimo aniversario de la Exposición Universal del 92 pasará sin pena ni gloria en Sevilla. A pesar de que fue el evento que revolucionó la ciudad y que le dio el empuje que la ha convertido en lo que es hoy.
El Ayuntamiento sí organizó la conmemoración del XXV aniversario, con un acto solemne en el que participaron los Reyes Eméritos (que en 92 con la Expo y los Juegos Olímpicos alcanzaron la cumbre en su popularidad), exposiciones en el pabellón de la Navegación y actividades multitudinarias en la calle con Curro, la mascota, como gran estrella.
Sin embargo ahora los focos no se han encendido.
Revolución
El 92 fue el gran año de Sevilla, no sólo por la Expo y sus más de 40 millones de visitas. La exposición llevó aparejada la revolución de las infraestructuras. El 20 de abril, un día antes de la inauguración de la muestra universal, llegó en primer AVE (83 millones de viajeros hasta el año pasado). Se construyeron carreteras (Andalucía ganó 1.000 kilómetros de vías de alta capacidad en esos años). Y puentes que articularon la movilidad en la ciudad (Barqueta, Alamillo, el del Cachorro). Se amplió el aeropuerto. Y Sevilla cambió hasta de mentalidad.
El legado de la Expo es importante. Más allá de las infraestructuras que cambiaron la ciudad.
Polo tecnológico
Destaca la recuperación para la ciudad de la isla de la Cartuja, antes abandonada y ahora sede del parque de ocio Isla Mágica y del Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja, un recinto que acoge ya a prácticamente 550 empresas y entidades con 24.000 trabajadores.
Actualmente las empresas del parque tienen una actividad de 3.000 millones de euros. La facturación agregada por las empresas y entidades del recinto representa ya el 7,8 % del Producto Interior Bruto (PIB) de la provincia de Sevilla y el 1,9 % del PIB regional, con empresas que aportan mucho valor añadido en actividades tecnológicas avanzadas.
Y que sigue aportando a la ciudad con la vista en el futuro: el proyecto eCitySevilla desarrollará un modelo de ciudad en ecosistema abierto, digital, descarbonizado y sostenible en la Isla de la Cartuja para 2025.
Y arquitectónicamente, la construcción de la futura sede del Centro Común de Investigación de Sevilla (JRC, por sus siglas en inglés) en la parcela del antiguo pabellón de los Descubrimientos, mantiene al recinto donde se celebró la Expo en vanguardia.
Se trabaja también en el proyecto Cartuja Qanat, laboratorio de sostenibilidad urbana que entre otras cuestiones recuperará (mucho más sofisticado) aquel microclima con aspersión de agua que sorprendión en el 92.
De moda
La imagen internacional de la ciudad también vive un momento dulce, arrastrando la herencia de los fastos del 92 que la volvieron a ubicar en el mapa. Recientemente ha sido elegida por Dior para su principal desfile de modas del año, dando continuidad a la sucesión de grandes eventos internacionales que venía acogiendo ya antes de la pandemia.
Hay una veintena de proyectos de hoteles de lujo en marcha, lo que confirma esa imagen de glamour que se asocia al nombre de Sevilla.
Estancamiento
Y sin embargo, la sensación general es de estancamiento, fundamentalmente por la imposibilidad de sacar adelante infraestructuras necesarias desde hace años, como la ampliación del metro, la conexión ferroviaria entre Santa Justa y el aeropuerto, y los túneles de la nueva circunvalación SE-40.
Y en el terreno cultural y atracción de empresas, la percepción de estar siendo sobrepasados ampliamente por Málaga es general.
Después de las celebraciones de hace un lustro, las instituciones y la ciudad no han encontrado motivos para festejar una fecha clave en la historia de Sevilla. Hay poco que añadir a lo que se dijo hace cinco años.