El XVIII Foro de la Economía del Agua y ExpoAgua Santiago concluyó este jueves en Santiago de Chile tras analizar la gestión de los recursos hídricos para afrontar lo que se considera "el gran reto de la humanidad" en este siglo XXI y poner de manifiesto que la inversión, la circularidad, los pactos y la colaboración público-privada son "claves para la justicia hídrica".
El presidente del Foro de la Economía del Agua, Francisco Lombardo, destacó que el agua es una condición "imprescindible para la vida y para la dignidad, la base invisible pero esencial del desarrollo sostenible, del equilibrio ecosistémico, de la salud pública y de la cohesión social". "Cuidar el agua es cuidar la vida en todas sus formas. Es también reconocer que el futuro debe construirse sobre la justicia hídrica, entendida como el acceso equitativo, responsable y democrático al agua".
En su intervención, Lombardo hizo una llamada a la acción para avanzar a un nuevo paradigma de la gestión del agua donde la colaboración público-privada, las alianzas, la tecnología y la inversión serán imprescindibles para garantizar la seguridad hídrica. "La lucha por el agua, es también una lucha por la democracia, por la equidad intergeneracional y por la justicia social, una política de Estado al servicio de la sociedad".
El presidente del Foro de la Economía del Agua recordó los diez años que la institución lleva al servicio de la buena gobernanza del agua y renovó el compromiso del foro de seguir avanzando convirtiendo las ideas en acción para que entre todos logremos hacer realidad esa justicia hídrica para todos, especialmente en países como Chile que es uno de los que mayor impacto sufre consecuencia del cambio climático.
Por su parte, la ministra de Obras Públicas de Chile, Jessica López, hizo hincapié en las necesarias inversiones infraestructurales en la gestión del agua para lograr reducir el agua no registrada al 25%, apostar por la reutilización y avances significativos en la cobertura de saneamiento, especialmente en el ámbito rural; reforzar infraestructuras multipropósito que garanticen disponibilidad de recurso para los diferentes usos.
La desalación será otro de los ejes de Obras Públicas para consolidar la resiliencia del ciclo del agua junto con la reutilización. La ministra señaló como eje esencial mejorar el conocimiento y la información de todo el ciclo para poder planificar y responder con anticipación a los eventos hidro meteorológicos y consecuencias del cambio climático con la incorporación de nuevas tecnologías digitales, información imprescindible para que todas las cuencas puedan planificar.
"SIN AGUA NO HAY CIUDAD"
Con el foco puesto en la necesidad de trabajar por la mejora de la gobernanza del agua, el gobernador de Santiago, Claudio Orrego, hizo un llamamiento a recuperar las ciudades para las personas y la naturaleza para la ciudad, "pero sin agua no hay ciudad". Señaló que "la crisis hídrica es uno de los desafíos más urgentes que enfrentamos como región y como país. Debemos avanzar en soluciones reales para garantizar agua segura y sostenible para todos los habitantes de la Región Metropolitana y de Chile, presentes y futuros".
Insistió en que "después de 14 años de sequía no podemos dar por superado el problema con solo un año lluvioso". Orrego abogó por un cambio regulatorio, que se materializará en "un nuevo Plan Regulatorio para resguardar el agua de la región, que penalice el sobre consumo de agua y abogue por la circularidad y reutilización del agua tratada, con plazos y objetivos cerrados. Además, hay que cambiar la cultura del agua en la ciudadanía para tratarla como un recurso escaso y finito, e incorporar un modelo integrado de gestión inspirado en las cuencas hidrográficas, para tener una visión integral de cada una de las cuencas".
El Pacto del Agua de Alicante, que se firmó en 2018 y del que fue promotor y presidente de la comisión que lo redactó Joaquín Melgarejo, fue analizado y puesto como ejemplo de buena gobernanza del agua exportable a Chile. Melgarejo destacó en su ponencia que el Pacto del Agua de Alicante fue el primero que se cerró en España marcando al camino a los de Murcia y Andalucía que vinieron después.
Para este experto en gestión del agua, estos pactos deben de ser la base de una nueva política hidráulica que tenga en cuenta todas las sensibilidades y a los territorios de un país, así como la satisfacción de las demandas en el conjunto del territorio nacional, atendiendo a la cantidad, calidad y precio del recurso hídrico, por supuesto preservando el medio natural. Se trata de cumplir con los preceptos de la sostenibilidad económica, social y ambiental.
En el caso concreto de Alicante, Melgarejo explicó que "el pacto surgió como respuesta al déficit hídrico estructural de la provincia de Alicante, agravado por el crecimiento urbanístico, las sequías cíclicas y el cambio climático". Fue elaborado con el asesoramiento de las universidades públicas de la provincia, usuarios y representantes políticos y contó con un amplio consenso al ser rubricado por cuatro representantes políticos de diversos partidos; cuatro representantes del sector académico; y tres representantes del sector económico y usuario de agua.
El pacto recoge objetivos concretos que van desde garantizar el abastecimiento de agua para usos urbanos, agrícolas y ambientales; mejorar la eficiencia en el uso de los recursos hídricos, potenciar la reutilización, la desalación y la innovación tecnológica, preservar los ecosistemas acuáticos y recuperar acuíferos sobreexplotados y reforzar la cooperación interinstitucional y con otras cuencas.
Para ello, despliega 16 ejes de actuación, que van desde reconocer el déficit estructural hasta innovación e investigación pasando por reformas legislativas, infraestructura y reutilización a partir de un enfoque integral que combina infraestructuras, gestión, sostenibilidad, legislación y ciencia.
CICLO URBANO DEL AGUA
El gerente General Aguas Andinas, José Sáez Albornoz, centró su exposición en la nueva estrategia de la compañía que gestiona el ciclo urbano del agua de Santiago y su área metropolitana, para afrontar el cambio climático, que contempla una inversión cercana a los US$1.000 millones que buscan fortalecer su infraestructura mediante cinco pilares: búsqueda de nuevas fuentes de agua, resiliencia para la ciudad, mayor aprovechamiento de aguas subterráneas, la implementación de soluciones basadas en la naturaleza y uso responsable.
Esta iniciativa tiene como objetivo potenciar la seguridad hídrica para los clientes de la sanitaria, que se calculan en más de 2,3 millones de usuarios, indicando que "Aguas Andinas ha diseñado esta estrategia de biociudad para hacer frente al impacto del cambio climático en la disponibilidad de recursos hídricos y fenómenos hidro meteorológicos como la sequía o las inundaciones".
En este sentido, el representante de Aguas Andinas detalló que después de todos los avances logrados en los últimos años para lograr la universalidad de acceso al agua potable y saneamiento en nuestra región, gracias a la colaboración público-privada, ahora queremos ser líderes en materia de gestión medioambiental y un referente comprometido con el cuidado del planeta y la creación de valor social en la ciudad, integrando los ecosistemas hídricos y las comunidades, ayudando a proteger el equilibrio de la naturaleza y la sostenibilidad de toda la cuenca del Maipo que nos da de beber en Santiago y su área metropolitana.
Uno de los ejes centrales de la segunda sesión del XVIII Foro de la Economía del Agua se centró en el retorno económico y social de las inversiones en el ciclo integral del agua que analizó María Inmaculada López Ortiz, directora de la Cátedra del Agua Diputación de Alicante-Universidad de Alicante, que destaca que el agua urbana es el segundo de los sectores que más empleo genera de forma directa, indirecta e inducida por cada millón de euros invertido.
Según López Ortiz, el mercado laboral del sector del agua, más del 40% de la población económica activa mundial dependen significativamente del agua y, tal y como recoge el informe Agua y empleo de la ONU, casi el 80% de los puestos de trabajo que constituyen la fuerza laboral mundial dependen del acceso a un suministro adecuado de agua y servicios relacionados con el agua, incluyendo el saneamiento.
"La escasez de agua disponible intensificará aún más la lucha por el agua entre los usuarios en áreas como la agricultura, el mantenimiento de los ecosistemas, los asentamientos humanos, la industria y la producción de energía. Esto afectará a las aguas regionales, a la energía y a la seguridad alimentaria, y potencialmente a la seguridad geopolítica, provocando migraciones a varias escalas", concluyó.
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