
Las plantas tienen la capacidad de llenar de vida cualquier casa, dándole un toque verde y natural a todo tipo de espacios, sin embargo, muchas personas prefieren no tener plantas, ya que no a todos les parece igual de fácil mantenerlas con vida. La realidad es que no todas son iguales ni necesitan los mismos cuidados: la schefflera o cheflera es la planta ideal para cualquiera, ya que es muy fácil de cuidar y vistosa.
Tal y como explican desde delaTorre Arte Floral, tan solo se necesitan conocer un par de premisas para conseguir que esta hermosa planta dure todo el tiempo que queramos, ya que necesita muy pocos cuidados.
En primer lugar, es esencial saber dónde ubicarla. No se trata de una planta que requiera una luz directa, sino que más bien de una forma más indirecta, como puede ser en casa junto a una ventana con cortinas, o en un porche donde de la sombra. Además, es una planta que prefiere los ambientes cálidos y con poco viento, ya que pueden dañarla.
Respecto a la forma de riego, es una planta que no necesita muchísima agua ni mucha frecuencia de riego. En los meses más cálidos, lo mejor es regarla con moderación cuando su sustrato esté seco, mientras que en los meses más fríos, con regarla una vez al mes será más que suficiente para que sobreviva.
Si se realizan pequeñas podas de sus ramas en otoño y primavera, crecerá mucho mejor y de una forma más frondosa, ya que puede llegar a alcanzar grandes dimensiones. Paralelamente, las ramas previamente cortadas se pueden trasplantar en una maceta y obtener así más ejemplares de esta bella planta.
A tener en cuenta
Si bien es una gran planta, no es la más aconsejable para aquellos que tienen mascotas, ya que masticar sus hojas puede ser tóxico para perros y gatos (lo mismo sucede con los humanos, por lo que se desaconseja su ingesta).
En caso de encontrarse en una vivienda donde convivan mascotas, lo mejor es situarla en una zona de difícil acceso para ellos, evitando problemas en la salud de estos animales.
Además, es muy aconsejable limpiar sus hojas con relativa frecuencia, con el fin de evitar la proliferación de plagas que, en el peor de los casos, pueden provocar la muerte de la cheflera.