
Quedan pocos días para uno de los fenómenos astronómicos más esperados del año: la lluvia de estrellas de las Perseidas. Como de costumbre, este evento tendrá lugar durante el mes de agosto (octavo mes del año) y será especialmente visible desde el hemisferio norte.
En profundidad
Ahora bien, en nuestro país casi siempre se convierte en un plan extraordinario (el fenómeno se conoce popularmente como lágrimas de San Lorenzo) para el periodo veraniego, sobre todo para aquellas personas que disfrutan de las maravillas del universo, el silencio y la naturaleza.
Este 2025, el pico máximo de actividad está previsto para la noche del 12 al 13 de agosto, cuando se podrán observar entre 50 y 100 meteoros por hora, siempre que las condiciones meteorológicas acompañen. Eso sí, las Perseidas se caracterizan por darnos varias oportunidades.
Más detalles
¿Y por qué se produce esta lluvia de estrellas? Pues bien, las Perseidas 'llueven' cuando la Tierra cruza la órbita del cometa 109/Swift-Tuttle, que tiene un período de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992. Esta órbita está repleta de partículas pequeñas que, en su día, formaron parte de la cola del cometa.
Cuando nuestro planeta atraviesa este anillo de polvo y fragmentos, el campo gravitatorio terrestre atrapa a determinados meteoroides, que entran a gran velocidad en la atmósfera y se vaporizan por fricción, causando los destellos luminosos que se conocen como meteoros.
Estos fragmentos, conviene señalar, se desintegran por completo a una altitud de unos 100 kilómetros, mientras que los de mayor masa y densidad, de naturaleza rocosa o metálica, pueden sobrevivir al trayecto y convertirse en restos calcinados que llegan hasta la superficie dejando una estampa de luz preciosa en el cielo.
Recomendaciones
Ante la expectación que despierta este fenómeno, la NASA ha compartido una serie de recomendaciones para vivir toda la experiencia al máximo:
- Tener a mano una manta o tumbona.
- Apagar cualquier fuente de luz artificial, incluso el móvil.
- Llevar ropa de abrigo y repelente de insectos, aunque sea verano.
- Alejarse de núcleos urbanos.
- No hace falta telescopios ni prismáticos.
- Mirar entre medianoche y el amanecer, cuando el radiante está más alto en el cielo.