Una pareja de 28 años hipoteca su vida al marcharse de Madrid y comprar una casa abandonada en Valencia

No es raro que cada vez más gente decida cambiar las grandes ciudades, más caras e incómodas para vivir, por otras que cumplan con una buena oferta tanto cultural como laboral, pero sin tanta variedad como puede haber en la capital.

Ante esta premisa no son pocos los jóvenes que en redes sociales muestran su odisea para encontrar casa en otros lugares menos masificados. Es el caso de Lorena y David, una pareja que ha tenido que dejar Madrid para irse a una casa en ruinas a Valencia para reformarla y levantar casi de cero su hogar.

Buena parte del proceso, que empezó como quien dice hace dos años, se ha explicado a través de redes sociales. En esa época tuvieron que dejar su casa en Madrid y mudarse con los padres de David a Valencia. En total estuvieron un año ahorrando duramente hasta que se pudieron comprar una vivienda allí, o Villa Escombro como la apodaron.

El lugar llevaba más de una década sin reformarse y necesitaba una buena reforma: "¿Queréis ver cómo reformamos esta casa? Llevamos ya un año de reforma haciendo poco a poco todo nosotros solos", explican en sus vídeos de TikTok.

La fama de estos jóvenes en redes, como la de otros tantos, empezó con estas publicaciones y tras los avances han conseguido atraer a miles de seguidores. De manera casi autodidáctica, ya que cuentan con apoyo de expertos en reformas, han ido transformando la villa trabajando cada fin de semana, aunque es la cocina el espacio que más ha destacado entre todos.

Lo cierto es que la anterior estancia recordaba bien a una cocina de los años 90, pero con paciencia han conseguido darle ese toque de tendencias modernas con innovaciones en el diseño y colores más neutros.

Así ha quedado la cocina

Si bien el espacio era angosto y muy pobre para una cocina funcional en la que poder pasar buena parte de la jornada, ahora su diseño es más inteligente y aprovecha el limitado espacio. La apuesta fue la de plantear una isla central para ampliar la sensación de abertura y centro neurálgico de toda la casa. De ella cuelgan tres lámparas negras para contrastar con la paleta neutra de grises y tonos madera.

El minimalismo es la esencia de esta estancia con muebles simples para crear este efecto visual tan popular ahora mismo en las cocinas pequeñas. Una manera de darle algo de luz fue hacer un contraste más con taburetes altos de madera para aportar esa calidad que tanto necesita un hogar.

Por último, aunque no sea lo más económico, la pareja optó por una placa de inducción con un extractor incorporado para evitar el molesto uso de la campana extractora.

La casa entera muestra la esencia de sus dueños: una villa ejemplar basada en la autosuficiencia y la creatividad con espacios hechos a medida por ellos.