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Por qué cuando pagamos con tarjeta gastamos más que cuando lo hacemos con efectivo: la razón está en la psicología

Pago con billete de 20 euros | Foto: iStock

Lo que antes era la norma, ahora es la excepción. La proliferación de los pagos digitales le está ganando terreno poco a poco al efectivo, que volvió a demostrar su importancia cuando el pasado 28 de abril España se quedó a oscuras y no se podían utilizar ni los datáfonos ni los cajeros. La excesiva confianza que hemos depositado en la tecnología nos puede jugar en contra en cualquier momento, también a la hora de ahorrar. Y es que existen estudios psicológicos que demuestran que gastamos menos cuando pagamos en efectivo que con tarjeta.

No nos damos cuenta y gastamos un 30% más

Al pagar con tarjeta restamos valor a lo que estamos comprando. Nos da igual gastar 50 euros que 100, compramos impulsivamente porque no lo vemos reflejado inmediatamente a no ser que consultemos la aplicación del banco en nuestro móvil, que ya es otro medio de pago más. De hecho, cuando pagamos con 'dinero plástico' gastamos un 30% más que cuanto utilizamos billetes.

De hecho, al dinero en efectivo le damos más importancia por una simple razón. Y es que romper un billete nos duele más, sobre todo si es de 50 euros. Es lo que explican desde la asesoría financiera Bravo: "Cuando llevas monedas o billetes pequeños es mucho más fácil gastarlos. Sin embargo, cuando llevas billetes de 50 euros, romperlo te cuesta mucho más".

Y es cierto. Es lo que en psicología se conoce como el "dolor de pagar": nuestro cerebro percibe un billete de 50 euros como algo supervalioso, de ahí que sea tan difícil romperlo por otros de menor valor. Nos cuesta mucho más desprendernos de él porque vemos como lo perdemos delante de nuestros ojos, algo que no ocurre cuando pagamos con tarjeta.

A tener en cuenta

Los hábitos de pago también están cambiando. Anteriormente los pagos con tarjeta se reservaban para compras de importe considerable, bienes duraderos, etc., pero la proliferación de los pagos móviles, entre otros muchos factores, están eliminado esa barrera. Ya no asociamos un gasto grande a la tarjeta y los pequeños (cotidianos) al efectivo, ampliándose a casi todas las opciones los efectos psicológicos negativos asociados al pago digital, algo que explican desde el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.

Desde la organización determinan además que el efectivo frena las compras compulsivas y los factores emocionales asociados a éstas, tan peligrosas para nuestra economía: al menos un 15% del nivel de gasto familiar está impulsado por factores psicológicos asociados al uso de tarjetas de crédito y otros medio de pago tradicionales.

Se determina así que las familias están gastando más porque se sienten cómodas pagando con tarjeta, haciendo que todo parezca asequible sin importar el nivel de renta. De ahí que si queremos aumentar nuestros ahorros o, simplemente, gastar menos a diario, saquemos en efectivo lo que pretendamos gastar. Y si al menos uno de esos billetes es de 50 euros, mejor, porque te costará aún más romperlo, recomiendan desde Bravo.

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