elEconomista.es

Especial Medio Ambiente

La contaminación de los mares podría suponer un coste de 160 millones

  • Los mares y ríos acumulan más de 140 millones de toneladas de plástico a nivel mundial, lo que supone un gasto de limpieza para los gobiernos, además de tener un impacto en el turismo y en los ecosistemas, afectando a la biodiversidad de estos
  • Solo en la cuenca del Mediterráneo están entre un 21% y un 54% de todas las partículas de microplásticos mundiales
Plásticos en las costas
María Juárez

La contaminación por plástico puede llegar a ser uno de los motivos de la sexta extinción, ya que están amenazando la biodiversidad y los ecosistemas. Hoy en día, solo el 9% del plástico producido y consumido a nivel mundial hasta la fecha se ha reciclado, el 12% se ha incinerado y casi el 80% ha acabado en vertederos, según apunta Greenpeace.

El plástico tarda mucho en degradarse debido a su composición, por lo que, dependiendo del plástico, puede tardar entre 150 años y hasta 1.000 años. Esto tiene serias consecuencias para la sociedad y para el medio ambiente; sin embargo, son los entornos marinos los más perjudicados, ya que, una vez los objetos de plástico llegan al mar, pueden ser ingeridos por la fauna marina y acumularse en su interior, quedarse en suspensión o flotando en la superficie, también pueden hundirse y permanecer en el fondo marino, o incluso pueden quedar atrapados en el hielo del Ártico.

En el caso de España, y según recoge The Ocean Clean Up, la contaminación de los océanos, mares y ríos a causa de los plásticos supone un coste de 77 millones de euros, en el mejor de los escenarios, pues estos pueden llegar a ascender hasta los 160 millones. Ahora bien, si estos se desglosan, los costes directos soportados por el gobierno ascienden a 19,6 millones. Son los gastos derivados de limpieza de costas, vías navegables y puertos deportivos y comerciales. Pero los costes de limpieza no son el único impacto. Las playas contaminadas y los residuos varados también tienen unas consecuencias en el turismo estimado de 44,5 millones.

A pesar de que España enfrenta un coste elevado por la polución, hay países con una situación mucho peor. China e India encabezan este ranking con un coste de 4.600 millones y 1.200 millones, respectivamente. La situación tampoco mejora en Indonesia (485,5 millones), Brasil (282,5 millones) o Estados Unidos (256 millones). Ahora bien, si se pone el foco en Europa, Italia es el país que más costes por la contaminación afronta. En concreto, 133 millones.

Los ríos más contaminantes

El estudio también pone en el punto de mira a los ríos. Entre los más contaminados destaca el río Pasig en Filipinas, ya que aporta el 6,43% de la polución por plásticos a los mares. No es de extrañar que los ríos más contaminantes estén en Asia, ya que el continente concentra la mayor parte de la población mundial y muchos países en desarrollo con sistemas de gestión de residuos deficientes.

Además, en muchas zonas, sobre todo del sudeste, se registran fuertes precipitaciones, lo que contribuye a la acumulación de plásticos en los ríos. La proximidad a ciudades también es un factor importante, ya que los tres ríos más emisores pasan por grandes ciudades costeras: Manila, Kuala Lumpur y Bombay.

Cada día, y según datos de Greenpeace, se abandonan 30 millones de latas y botellas de plástico en España. Estos residuos pueden acabar en los ríos, mares y océanos por la acción del viento, la lluvia o, simplemente, porque no se han desechado bien. De hecho, solo en la cuenca del Mediterráneo se encuentran entre un 21% y un 54% de todas las partículas de microplásticos del mundo. Siguiendo esta línea, un dato alarmante es que ocho de cada diez residuos que están en el mar provienen de la tierra, mientras que solo el 20% derivan de la propia acción marina.

Desde The Ocean Clean Up, estiman que los ecosistemas marinos proporcionan beneficios de hasta 44.000 millones de euros al año a través de sus servicios ecosistémicos. La contaminación por plásticos reduce el valor de estos servicios hasta los 2.400 millones de euros. "Interceptar el plástico en los ríos es mucho más rentable que abordar las consecuencias río abajo", alega la organización.

¿Qué se puede hacer?

No hay ni dos ríos ni dos mares iguales. Son muchos los factores que influyen desde el ancho, la profundidad, la composición, la estacionalidad e incluso la velocidad a la que discurre el agua, por ello, dependiendo de cada situación, se ha desarrollado una solución tecnológica. The Ocean Clean Up ha impulsado algunas de las medidas que se están tomando. Por ejemplo, un interceptor que es autónomo y recoge los plásticos de los ríos antes de que lleguen al mar. Por otro lado, está el interceptor barrera que permite obstaculizar el paso de los plásticos a las desembocaduras de los ríos pequeños o canales. Este actúa como una barrera flotante autónoma anclada en forma de "U" que retiene los desechos hasta que pueden ser retirados del agua y funciona en conjunto con un contenedor.

Otro ejemplo de solución es el interceptor barricada, un modelo innovador que está en el río Las Vacas, en Guatemala, y que tiene como objetivo detener las inundaciones anuales de basura que afectan al río Motagua y al Golfo de Honduras. Y, por último, está el interceptor guardia que está centrado en la limpieza de las aguas poco profundas de, por ejemplo, Kingston Harbour, en Jamaica.

Acciones legislativas

No obstante, más allá de limpiar los plásticos que ya han llegado a las aguas, para acabar con la contaminación hay que evitar que nuevos plásticos lleguen al mar. Esto supone no solo un trabajo de concienciación social, sino también una labor conjunta entre los líderes gubernamentales, individuos y empresas privadas. En relación con esto, Bangladesh fue el primer país en prohibir las bolsas de plástico en 2002, mientras que Estados Unidos vetó las microperlas en los productos de cuidado personal en 2015, seguido por otros países como Reino Unido, Canadá, Francia, Nueva Zelanda, Suecia y Taiwán.

Ahora bien, realmente, uno de los grandes logros fue en marzo de 2019, cuando el Parlamento Europeo aprobó una directiva que prohibía, a partir de 2021, la venta de plásticos de un solo uso dentro de la Unión Europea (UE) para los productos que cuenten con alternativas viables como, por ejemplo, bastoncillos de algodón, cubiertos, platos, vasos, pajitas, etc.

En el caso de España, entró en vigor en 2023, debiendo pagar 45 céntimos de euro por cada kilogramo de plástico no reutilizable. Esta norma es similar a la que tienen en otros países como Alemania o Francia, mientras que países como Italia han decidido posponer la decisión debido a los problemas relativos con la inflación, algo que también se había pedido en otros países. Asimismo, la UE obligará a sus países a recoger el 90% de las botellas de plástico en 2029 y, un año después, al menos el 30% de estos recipientes deberán ser de material reciclado. Con esta medida, se pretende mejorar la tasa de reciclaje de plásticos.

La OCDE ya ha estimado que la contaminación mundial por plásticos podría llegar a triplicarse hasta alcanzar los 1.000 millones de toneladas métricas en 2060. No obstante, aunque todo apunta que la proporción de plástico que escapa a los sistemas de gestión de residuos descenderá del 22% (2019) al 17% (2060), sigue siendo demasiada cantidad de plástico con la que lidiar. Por lo que si no se toman medidas ya, la situación puede llegar a ser insostenible y, sobre todo, irreparable.