Muchas veces nos topamos con árboles cuyo tronco está pintado de blanco, pero realmente muy pocas personas saben qué significa esta práctica en realidad. Entre otras razones, la principal es establecer una capa protectora contra el sol, lluvia, plagas, etcétera.
Se trata de una práctica que se remonta a la antigua Grecia, y se realiza especialmente en huertos o zonas donde da mucho el sol o hace mal tiempo (como heladas, granizo, etcétera), pudiendo dañar los troncos, especialmente de árboles jóvenes (puesto que tienen menos hojas y, por tanto, menos protección).
Así pues, es más común ver esto en árboles de hoja caduca, puesto que pasan más tiempo sin protección, totalmente al descubierto frente a las inclemencias del tiempo. También es frecuente en árboles más viejos pero que han sido podados recientemente.
Respecto a las plagas, es una práctica muy eficaz, puesto que sella las grietas propias de la corteza donde se alojan hongos, ácaros, escarabajos, polillas, etcétera. Además, al cambiar el tono, la fauna silvestre puede confundirse, disuadiendo así a algunos animales.
Cómo se hace
Para poder realizar esta técnica, lo mejor es usar una pintura apta para árboles y aplicarla siguiendo las instrucciones del fabricante.
El mejor momento para realizarlo es a finales de otoño o durante en día soleado de invierno, y se deberá reaplicar pasadas una o dos temporadas.
