Los servicios de Inteligencia de Dinamarca consideran plausible que Rusia lance una nueva campaña militar sobre otro objetivo en Europa después de acabar su operación en Ucrania y, en ese escenario, ven factible que EEUU renuncie a involucrarse en la defensa de lo que, a día de hoy, es uno de sus socios en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
En un informe, los servicios daneses cifran que esta posibilidad podría ser una realidad en un plazo máximo de cinco años siempre que la ofensiva en Ucrania llegue a su fin. Esa sería la única condición para que se diese este escenario, que llevaría al Viejo Continente a un nuevo conflicto armado dentro de sus fronteras.
De acuerdo con el informe, esta hipótesis (la de un nuevo ataque de Rusia a algún país europeo) también sería válida en caso de que las operaciones militares en Ucrania se congelasen, incluso sin que se llegase a un acuerdo o al final de la guerra en Ucrania.
La premisa es que, ante la disponibilidad de recursos por la cancelación de las operaciones en Ucrania, Rusia podría preparar un nuevo ataque en un periodo de seis meses a contar desde esa disponibilidad total de sus recursos.
Un viejo fantasma
No es la primera vez que se especula con la opción de que Rusia decida centrar su atención militar sobre algún país europeo de la OTAN. Tal y como recuerda Europa Press, el temor a un ataque ruso es recurrente en los países vecinos del norte y el este de Europa y varios gobiernos han reconocido públicamente que es una opción factible. También Alemania, por boca de su ministro de Defensa, Boris Pistorius, señaló el año pasado que Rusia podría dar algún tipo de paso contra la OTAN en los próximos años.
En el complejo mapa geopolítico global no ha pasado desapercibida la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. Con el empresario de nuevo en el poder en EEUU, que ya se ha ofrecido para mediar entre Ucrania y Rusia y así acabar con un conflicto que va camino de los dos años, se han incrementado las peticiones a los socios de la OTAN para que aumenten su gasto en defensa hasta el 5% del PIB (Producto Interior Público).