
Los informes mundiales de longevidad extrema que apuntan a "secretos de salud", "tradiciones ancestrales" o "zonas azules para vivir más" podrían ser el resultado de un "fraude", según un revelador estudio realizado por Saúl Justin Newman de la University College de Londres.
Su trabajo, que fue premiado con el Ig Nobel en la categoría de 'Demografía', apunta a que todo lo que se ha dicho sobre supuestas "zonas azules", "paraísos" idóneos para la "eterna juventud" o registros de personas "supercentenarias", podrían ser producto de un "fraude", debido a "errores en los registros y documentos públicos de pensiones" de muchas de estas personas.
De esta forma, Newman demostró que los patrones de datos probablemente estén dominados por "errores", al encontrar que los registros de estas personas con edades que superan los 100 años exhiben "patrones indicativos de errores administrativos y fraude de pensiones".
Según su casa de estudios, el investigador ya había refutado un estudio de 2016 publicado en Nature sobre la investigación de la vejez extrema que accidentalmente redondeó a cero una cantidad sustancial de sus datos. Su artículo revisado por pares demostró que, si se corrigia, este error eliminaba los hallazgos centrales que afirmaban que la esperanza de vida humana tenía un "límite definido". Newman también refutó un artículo de 2018 que hacía la afirmación opuesta y, en el proceso, demostró un resultado teórico que predecía que los patrones en los datos de vejez probablemente estén dominados por errores.
¿Dónde están los certificados de nacimiento?
En una entrevista a The Conversation, el experto señaló que "en general, las afirmaciones sobre cuánto tiempo viven las personas, en su mayoría, no se sostienen. He localizado al 80% de las personas mayores de 110 años en el mundo (el otro 20% proviene de países que no se pueden analizar de manera significativa). De ellos, casi ninguno tiene un certificado de nacimiento. En Estados Unidos, por ejemplo, hay más de 500 de estas personas; siete tienen un certificado de nacimiento. Peor aún, solo alrededor del 10% tiene un certificado de defunción".
En esta línea, Newman demostró que existen desajustes fundamentales y "cómicos" entre las afirmaciones sobre la longevidad y los patrones observados. En el proceso, reveló que las afirmaciones ampliamente publicitadas sobre las "zonas azules" que sostienen los secretos de la longevidad son "infaliblemente erróneas".
Procedencia de zonas pobres y remotas
En el desglose de la investigación, Newman demostró que las tasas más altas de alcanzar la vejez extrema se predicen por la alta pobreza, la falta de certificados de nacimiento y un menor número de personas de 90 años. La pobreza y la presión para cometer fraudes en las pensiones demostraron ser excelentes indicadores de alcanzar los 100 años o más de una manera que es "lo opuesto a las expectativas racionales".
Además, el investigador reveló numerosos fallos en los casos supuestamente validados de las personas más longevas del mundo, incluido el hombre más anciano del mundo, que demostró tener no uno, sino tres cumpleaños.
La "falsa" idea de las zonas azules y las dietas milenarias
Por último, desmintió la idea popular de las "zonas azules" como regiones de excepcional longevidad y estilos de vida saludables. Muchos, si no la mayoría, de los centenarios de estos "paraísos juveniles" resultaron estar vivos en los registros del gobierno, pero en realidad estaban muertos.
"Las 'zonas azules', que son regiones en las que la gente supuestamente llega a los 100 años a un ritmo sorprendente, durante casi 20 años, se han comercializado entre el público. Son el tema de toneladas de trabajos científicos, un popular documental de Netflix, toneladas de libros de cocina sobre temas como la dieta mediterránea, etc. Okinawa, en Japón, es una de esas zonas. En 2010, el gobierno japonés llevó a cabo un estudio que concluyó que el 82% de las personas mayores de 100 años en Japón habían muerto. El secreto para vivir hasta los 110 años era no registrar la muerte", afirmó a The Conversation.
Utilizando datos y encuestas gubernamentales, Newman demostró que la mayoría de las afirmaciones sobre la dieta y el estilo de vida que se esconden detrás de las llamadas "zonas azules" de alta longevidad "no están respaldadas por ningún dato independiente".
Por ejemplo, a pesar de que las verduras y las batatas se promocionan como componentes clave de las dietas de la "zona azul" de Okinawa, según el gobierno japonés, los habitantes de Okinawa son los que menos verduras y batatas consumen en Japón y tienen el índice de masa corporal más alto.
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