
Comienza el baile de sillas en la UE para decidir cuáles serán los altos cargos que dirijan las instituciones comunitarias en la próxima legislatura. La primera reunión entre jefes de Estado y de Gobierno de la UE desde las elecciones del 9-J se ha convertido en un pulso en el que los populares han presionado a los socialistas para repartirse las riendas del Consejo Europeo dividiendo el mandato en dos años y medio. Un tira y afloja que se ha zanjado sin acuerdo.
Los líderes de la UE llegaron al encuentro con un paquete de nombres sobre la mesa bastante claros. Cierto optimismo sobrevolaba el ambiente y la idea de una negociación fácil perfilaba la cita. El punto de partida para los altos cargos de la UE daba a la candidata de los populares europeos, Ursula von der Leyen, un nuevo mandato al frente del Ejecutivo comunitario y revalidaba a la popular maltesa Roberta Metsola al frente del Parlamento Europeo. El exprimer ministro portugués, el socialista Antonio Costa, partía con todos los números para hacerse con las riendas del Consejo de la UE, mientras que la primera ministra estonia, la liberal Kaja Kallas, como favorita para jefa de la diplomacia europea.
"Ha sido una buena conversación. Va en la buena dirección, pero no ha habido acuerdo esta noche", ha dicho al término de la reunión el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel. El encuentro ha allanado el camino para la Cumbre formal de líderes que tendrá lugar a finales de la semana que viene en Bruselas, ya que en junio "deben tomarse decisiones", ha incidido el belga.
No dejó pasar por alto el partido popular europeo la ventaja que el resultado que los comicios del pasado 9 de junio le conferían. Y con cierto consenso en el aire sobre un nuevo mandato de Von der Leyen, subió la apuesta para reclamar a los socialistas repartir la presidencia del Consejo de la UE en dos tramos de dos años y medio.
Si bien Costa está llamado a suceder al belga Charles Michel como presidente del Consejo de la UE, los populares han presionado para repartir el puesto. La idea es dividirlo de tal forma que un popular también pueda ocupar la silla que dirige las negociaciones de los veintisiete Estados miembro. Tradicionalmente el puesto se renueva a mitad de mandato, con el respaldo de los Veintisiete, y acostumbra a dar continuidad al mismo presidente.
El encuentro arrancó con reuniones entre las principales familias políticas, populares, socialistas y liberales, que suman esa mayoría de más de 400 de los 720 escaños de la Eurocámara. Se sucedieron los encuentros. Primero, una reunión bilateral entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el canciller alemán Olaf Scholz, en representación de los socialistas y el primer ministro polaco, Donald Tuks y el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis, por parte de los populares.
Cambiaron luego los turnos para las reuniones de ambas formaciones con los liberales, representados por el Ejecutivo galo de Emmanuel Macron y el primer ministro holandés Mark Rutte. Lo que propició, posteriormente, un encuentro conjunto entre las tres formaciones antes de dar inicio, no sin cierto retraso, a la reunión de todos los líderes de la UE.
Se trata de la primera vez que se reúnen los líderes después de las elecciones europeas. La primera toma de contacto ha sido un encuentro informal al que seguirá una reunión formal la próxima semana en la que ya podría salir una decisión. El Parlamento Europeo, aunque no tiene capacidad para proponer a los candidatos ya que eso corresponde a los países, sí tiene que respaldar a los representantes seleccionados. Por esto estas negociaciones son tan determinantes.
La sensación general que transmitieron los líderes ha sido de urgencia. De que el contexto geopolítico requiere que la UE detalle su configuración lo antes posible, en un escenario global tan tensionado como inestable. "Un fuerte liderazgo", como decía la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. "Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo en el mínimo tiempo posible", apuntaba el canciller alemán, Olaf Scholz, a su llegada, en unas declaraciones en las que descartaba que los apoyos a la presidencia de la Comisión Europea se consiguieran con formaciones de extrema derecha o populistas.
El encuentro se planteaba con una conversación constructiva con las perspectivas de crear consensos. No hubo una gran participación de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que estaba llamada a jugar un papel clave en las negociaciones antes de conocerse los resultados de las elecciones. Preguntado por la candidatura de Kallas y Costas el presidente eslovaco, Peter Pellegrini, ponía de relieve la importancia de que Europa central y del este estuviera representada. Y es que en la repartición de altos cargos debe haber un equilibrio político, pero también ese balance geográfico que reclamaba el eslovaco y de género.
En los márgenes del encuentro ha habido también una reunión bilateral entre Rutte y el primer ministro húngaro, Víktor Orbán. El líder magiar, hasta la fecha, había rechazado que el holandés se hiciera con la sucesión de Jens Stoltenberg al frente de la OTAN. Del paquete de altos cargos debatido este lunes, tampoco se mostró convencido de la revaliación de Von der Leyen, la única pega que ha planteado Budapest.