Cuando Rishi Sunak decidió adelantar las elecciones en Reino Unido al próximo 4 de julio, a la vez mandó al cubo de la basura varios de sus proyectos estrella que quería culminar en los últimos meses de legislatura, y que ahora desaparecerán sin más. La anunciada prohibición del tabaco o el regulador del fútbol británico que iba a detener la creación de la 'Superliga' europea se perderán como lágrimas en la lluvia que empapó a Sunak en el anuncio de la convocatoria.
El decreto de disolución del Parlamento pondrá fin a la legislatura entre "el viernes 24 y el martes 28". Independientemente de la fecha exacta que se escoja para la ceremonia de clausura, eso significa que este jueves es el último día laborable en Westminster, y el Gobierno ha decidido aprovecharlo para terminar de tramitar los presupuestos de primavera, que es el proyecto de ley con la marca de "urgente" más grande de todas las que hay pendientes.
Eso significa que quedarán en el tintero una decena de leyes que Sunak quería haber usado como gancho de campaña. La más importante de todas era la prohibición de fumar de por vida para todas las personas nacidas a partir de 2009, que el primer ministro presentó en el congreso del Partido Conservador el pasado mes de septiembre y que había pasado su primera votación con una amplia mayoría el pasado mes de abril.
La segunda ley clave que se perderá es el regulador del fútbol, que los diversos Gobiernos 'Tories' de esta década han prometido desde que Florentino Pérez lanzó el proyecto de la 'Superliga' europea. La propuesta, que lleva en marcha desde hace un año, crearía una institución con el poder de obligar a los clubes de la Premier a compartir sus ingresos televisivos con los clubes más pequeños, prohibiría la entrada a "competiciones no autorizadas por la UEFA" y controlaría el gasto de los equipos más ricos.
Entre las leyes que van a la basura está un endurecimiento de las condenas para agresores sexuales, una ley para permitir el 'fracking' de petróleo en la costa, una ley de regulación de la IA y otra para permitir que los colegios tengan profesionales de salud mental para ayudar a los estudiantes. En el filo de la navaja, y pendiente de la Cámara de los Lores, queda otro proyecto para compensar a las víctimas de un escándalo que sacudió al Post Office, el servicio de correos británico, y que llevó a la cárcel a decenas de empleados por unos supuestos 'robos' que, en realidad, eran meros fallos contables del sistema informático defectuoso de la compañía.
Las deportaciones a Ruanda decaen
Además de todos estos proyectos, en el aire también queda la ley para deportar algunas decenas de solicitantes de asilo escogidos al azar a Ruanda. Aunque el texto ya está en vigor, Sunak ha admitido que ningún peticionario de asilo se subirá a un avión para ser expulsado del país hasta pasadas las elecciones. El Partido Laborista ya ha prometido derogar esa ley y, en su lugar, aumentar el presupuesto del sistema migratorio para procesar correctamente las solicitudes y determinar quiénes tienen derecho a permanecer en el Reino Unido y quiénes deben ser devueltos a sus países de origen.
En consecuencia, Sunak ha prometido recuperar todos los proyectos que han decaído con la convocatoria adelantada y poner en marcha las deportaciones si gana las elecciones, un escenario al que las encuestas dan una probabilidad minúscula. El entorno del primer ministro, empezando por su jefe de campaña, Isaac Levido, han indicado en las últimas horas que preferían esperar a otoño para convocar las elecciones, con la idea de que Sunak pudiera hacer campaña sobre hechos y leyes ya aprobadas y no sobre promesas. Pero el líder 'Tory' ha decidido jugarse su herencia política: si pierde, será difícil señalar alguna ley por la que su mandato será recordado en el futuro.