
El Reino Unido ha anunciado una serie de reformas a la gestión de las cinco principales ligas de fútbol del país, con la creación de un regulador independiente centrado en la seguridad financiera, unos criterios de propiedad más estrictos y una serie de reglas para evitar que los esquipos abandonen la Liga de Campeones por una Superliga europea.
El ministro de Deportes, Stuart Andrew, ha descrito los planes para el nuevo regulador como "la revisión más radical de la gobernanza del fútbol" en la historia de Inglaterra. El Gobierno quiere dar más poder a los aficionados, proteger a los clubes de propietarios sin escrúpulos y participar en el reparto del dinero de los derechos de televisión en toda la pirámide del fútbol.
El llamado Libro Blanco, un documento oficial publicado antes de que se presente la legislación en el Parlamento, no describe exactamente las reglas que podrían obstaculizar la compra de equipos de fútbol por parte de países, oligarcas cercanos al poder o fondos de inversión estatales de países en los que hay un desprecio sistemático a los derechos humanos, como Rusia o los países del Golfo Pérsico.
El año pasado, el fondo soberano de Arabia Saudí compró el Newcastle United, mientras que un inversionista catarí está pujando por el Manchester United en lo que podría terminar siendo el acuerdo más grande de la historia para una franquicia deportiva.
Andrew dijo que la medida es necesaria para abordar "problemas sistémicos en el corazón de nuestro juego nacional". Las licencias deportivas requerirán que los clubes demuestren que tienen modelos comerciales financieros sólidos y un buen gobierno corporativo. Los fans tendrán una mayor participación en el funcionamiento estratégico de sus clubes, y se necesitará la aprobación del regulador para cualquier venta o reubicación del estadio.
El plan, ampliamente respaldado de antemano por los clubes más pequeños, recibió una cautelosa bienvenida por parte de la Premier League. "Es vital que la regulación no dañe el juego que les encanta ver a los espectadores, o su capacidad para atraer inversiones y aumentar el interés en nuestro juego", dijo la liga en un comunicado. "Ahora trabajaremos de manera constructiva con las partes interesadas para garantizar que el regulador gubernamental propuesto no tenga consecuencias no deseadas".
El proyecto también tiene como objetivo frenar la Superliga, el plan liderado por Florentino Pérez y que tiene entre sus filas a 13 equipos europeos, casi la mitad de ellos ingleses. Así, el regulador tendrá poderes para evitar que los equipos se unan a "nuevas competiciones" no autorizadas por la federación inglesa, la FA, que no cumplan con ciertos criterios, especialmente que la clasificación para esos torneos sea abierta y exclusivamente por criterios deportivos.
Al borde del abismo
A pesar de la enorme riqueza en la cima del fútbol inglés, muchos clubes ingleses siguen viviendo por encima de sus posibilidades. La deuda neta combinada de los clubes de la Premier League y el Championship (la 'segunda división') alcanzó los 5.900 millones de libras al final de la temporada 2020-21, dijo el Gobierno.
Christina Philippou, profesora principal de contabilidad, economía y finanzas en la Universidad de Portsmouth, dijo que varios clubes de las cinco ligas profesionales de Inglaterra continúan operando al borde del abismo. "La esperanza es que este enfoque en la sostenibilidad financiera en toda la pirámide profesional ayude a recalibrar la competición para que los clubes gasten a niveles más sostenibles", cree.
La Premier League está discutiendo actualmente una redistribución del dinero de la televisión con las ligas inferiores. Si las autoridades del fútbol no pueden llegar a este acuerdo por su cuenta, el regulador tendría poderes específicos de último recurso para intervenir.