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Sunak vuelve a sobrevivir: los rebeldes Tories se rinden y no revientan el Gobierno

  • Deciden renunciar al 'no' para evitar forzar elecciones hoy mismo
Rishi Sunak. Foto: Reuters

El primer ministro británico, Rishi Sunak, vive sobre el alambre, pero sus diputados al final han preferido no hacerle caer antes de tiempo. Por segunda vez en dos meses, una rebelión amenazaba con tumbar una ley clave y, en consecuencia, el Gobierno. Pero, como ya ocurrió en diciembre, el grupo ha decidido rendirse en el último momento para evitar desatar un caos mayor del que ya vive el Partido Conservador.

El martes, 60 diputados tories rompieron la disciplina de voto para apoyar una enmienda que endurecería una ley para deportar solicitantes de asilo a Ruanda. El grupo había advertido que, sin cambios al texto, el grupo votaría en contra de la aprobación final de la ley. Y con que la mitad de los 30 cumplieran su palabra, la ley (y el Gobierno de Sunak) caerían esta misma noche.

Pero el grupo de rebeldes parece haberse asustado de tener una 'pistola cargada' en sus manos, y ha decidido soltarla en el último momento. Solo un pequeño grupo de esos diputados han cumplido con su amenaza y han votado en contra de la ley, que se ha aprobado por 320 votos a 276, salvando a última hora lo que se había perfilado como una moción de confianza en toda regla para Sunak. En sí, eso no garantiza que las deportaciones a Ruanda vayan a comenzar pronto, ya que la Cámara de los Lores tiene poder de veto sobre las leyes presentadas en el último año de legislatura que no estuvieran en el programa electoral del Gobierno, como es el caso. Pero al menos evita que ese grupo sea considerado responsable de forzar unas elecciones anticipadas.

El resultado es que la lenta agonía del Gobierno británico va a continuar durante meses, probablemente hasta mediados de noviembre. Las encuestas pronostican una hecatombe electoral sin precedentes para los tories y sus diputados parecen no tener muchas ganas de comprobar si los sondeos se equivocan o no antes de que la ley les obligue a convocar las urnas quieran o no.

La economía se resiste a ayudar

Sunak se plantó en Downing Street tras la inmolación de Liz Truss y sus presupuestos kamikazes prometiendo restablecer la cordura económica, mejorar la sanidad y controlar la inflación. Pero los precios se resisten a dar el paso clave para que el Banco de Inglaterra pueda empezar a bajar los tipos de interés y el dato de inflación de diciembre, publicado hoy, ha vuelto a subir en contra de las expectativas. Y las arcas públicas siguen al mínimo, lo que impide al Gobierno desatar una ola de bajadas de impuestos o subidas de inversión en servicios públicos con las que animar a los ciudadanos.

A eso se suma que los datos de inmigración, que siguen en máximos de una década, no tienen visos de cambiar solo porque un centenar de solicitantes de asilo sean deportados a Ruanda. Sunak teme, precisamente, que no hacer nada le vaya a costar votos, pero corre el riesgo de que esta ley no solucione el problema y acabe en una situación aún peor.

Sunak tiene previsto convocar las elecciones "en la segunda mitad del año", muy probablemente el 14 de noviembre, confiando en que la economía remonte en verano, que una victoria de Donald Trump en EEUU 'asuste' a los ciudadanos y les anime a votar por la continuidad del Gobierno, o simplemente que un 'cisne negro' aparezca de la nada y les rescate. Las encuestas llevan dos años enteros pronosticando una derrota ante los laboristas por unos 20 puntos, y varias proyecciones estiman que podrían perder entre la mitad y el 80% de sus escaños actuales. Los diputados conservadores han optado por no pulsar el botón que podría dejarles sin su trabajo. El año agónico continuará.

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