Aunque el pleno de investidura de Pedro Sánchez es inminente, la palabra que está en boca de todos es la de la amnistía. Al fin y al cabo, ha sido la condición clave para que Junts y ERC diesen su voto al PSOE para que Sánchez revalide mandato al frente del Ejecutivo y la causa de una ola de protestas que han liderado, en clave política, el PP y Vox.
Ha sido inevitable escuchar en algunas de las manifestaciones de los opositores a la amnistía cánticos en contra del rey, Felipe VI. Estos manifestantes critican lo que, a su juicio, es la 'traición' del monarca a la unidad de España y a los valores constitucionales, dado que no se opone de forma frontal a la amnistía pactada por el PSOE con Junts y ERC.
Sin embargo, el papel del rey es limitado, por no decir nulo, en este aspecto. España es una monarquía parlamentaria, por lo que son las Cortes las encargadas de realizar la función legislativa y la función del monarca es representativa.
De acuerdo con el artículo 56 de la Constitución (que se puede consultar en este enlace del Boletín Oficial del Estado), el rey es "el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones" y además "asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales".
Por qué el rey no puede negarse a firmar la amnistía
La propia Constitución es la que acota las funciones del rey, que deben ser específicamente "las que le atribuyen" esta Carta Magna y las leyes. En su artículo 62 destaca que una de ellas es la de "sancionar y promulgar las leyes" y otra la de "expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros". En ningún caso puede negarse a sancionar o promulgar una ley que ha pasado todos los trámites parlamentarios pertinentes.
Por eso, el rey no está habilitado por la Constitución a imponer su criterio personal y elegir cuáles son las leyes que promulga y sanciona. Es por eso que, en ese sentido, no podría negarse a firmar una ley de amnistía para su publicación en el Boletín Oficial del Estado.
Si, por cuestiones ideológicas, el rey se plantease en contra de la amnistía y pretendiese no firmar la ley, la Constitución le frena en seco. Así lo explica el artículo 59 de la Carta Magna, que informa de que las Cortes pueden declarar la "imposibilidad" del rey y forzarle a abdicar. En ese caso, sería su heredero el que llegaría al trono: la Princesa Leonor, que acaba de cumplir la mayoría de edad y podría sustituir a su padre.