
"No hay nada oficial planteado todavía, pero varios socios consideramos que se debería cambiar porque dos años es muy poco tiempo y no te da tiempo apenas a hacer nada", asegura uno los socios del IEF.
Fundado en 1992 en Barcelona, el Instituto de la Empresa Familiar es una organización empresarial independiente, que no tiene ánimo de lucro y que no recibe tampoco subvenciones públicas. Sus socios, un centenar, son las principales empresas familiares del país, líderes en sus sectores de actividad y presentes en los principales mercados internacionales.
Durante sus 30 años de existencia el Instituto se ha consolidado como un interlocutor de referencia ante las Administraciones, volcado en defender los intereses de la empresa familiar, identificar las mejores prácticas en gobierno corporativo y gestión, y velar por la formación y el networking de las siguientes generaciones.
Su actual presidente es Andrés Sendagorta, presidente de Sener, que acaba ahora su mandato al frente de la organización. En conjunto, las compañías que integran el IEF dan empleo a 1,1 millones de personas. Su facturación anual conjunta es del 14% del PIB español, porcentaje que supera el 24% si se incluyen las Asociaciones Territoriales de Empresa Familiar vinculadas, que engloban a otras 1.500 de empresas.
El IEF ha celebrado durante los dos últimos días en Bilbao su XXVI Congreso Anual bajo el lema 'La Fuerza de las personas'. Sendagorta ha puesto especial énfasis durante el congreso en la necesidad de modificar la fiscalidad para que el sueldo neto de los trabajadores pueda subir, abriendo además la puerta a un incremento salarial "con el único límite del listón de la competitividad".