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Quién creó realmente la popular carita feliz y cómo terminó siendo un negocio de 500 millones

Foto: Dreamstime.

La carita feliz o 'smile' es de los emoticones o símbolos más populares del mundo. Está en todas las redes sociales. Son sujeto de envío a través de las apps de mensajería y está en productos que van desde pelotitas antiestrés, hasta esponjas para lavar la loza y pastillas de sustancias ilegales. Una imagen creada en 1963 que a día de hoy trae ganancias millonarias.

Pareciera que no es más que un dibujo hecho con dos puntos negros y una curva que representa una cara humana sonriente o una representación de la felicidad. Sin embargo, hoy es el principal activo de una empresa que factura unos de 500 millones al año.

El origen del ícono tiene nombre y apellido. Se trata del artista y diseñador estadounidense Harvey Ball, según lo revela una reciente publicación de la BBC. Lo hizo en 1963 por encargo de Jack Adam, vicepresidente de una compañía de seguros de Worcester, Massachusetts.

De imagen de moral a un cotizado negocio

Según relata el medio británico, Adam le pidió a Ball crear una imagen para mejorar la moral de sus empleados en un momento en que la empresa atravesaba una época de incertidumbre. Ball, quien murió en 2001, dijo que le tomó solo 10 minutos crearla y que le pagaron 40 euros.

El director ejecutivo del Museo Histórico de Worcester, William Wallace, explica a la BBC que los elementos característicos de la carita feliz creada por Ball son el fondo amarillo brillante, la forma circular perfecta y una ligera asimetría en los ojos y la boca.

El diseño de Ball empezó a ser usado en las chapas de State Mutual, la compañía de seguros. La respuesta de los empleados y los clientes de State Mutual frente al primer lote de 100 chapas fue tan entusiasta que empezaron a ser producidas en lotes de 10.000. En solo dos años, las chapas de la carita feliz habían trascendido la empresa de seguros y las llevaban desde azafatas hasta monjas.

El salto a la fama

Pero el paso clave en su popularización definitiva fue cuando en 1967 David Stern, un publicista de Seattle, descubre las chapas de la carita feliz en Nueva York, y utiliza la idea para una campaña del banco University Federal Savings & Loan. Para ello, se imprimieron cerca de medio millón de chapas con la carita feliz, según Stern.

Pero no es sino hasta que llega a Filadelfia, a las manos de los hermanos Bernard y Murray Spain, que la carita se convierte en un valioso activo. Los Spain la rediseñaron en una caja de pizza y la pusieron en todo tipo de objetos. Ya no les interesaba usar la carita feliz para vender seguros o préstamos, sino que vendían la carita misma.

Y como ni Ball ni Stern, ni la aseguradora de Worcester ni el banco de Seattle se habían preocupado por obtener los derechos de autor de la carita feliz, los hermanos aprovecharon ese vacío. Registraron la carita junto a la frase "Ten un día feliz". Ganaron 2 millones en apenas un par de años cuando despegó el negocio a comienzos de los 70. A Harvey Ball, el creador original, no le interesó reclamar los derechos de autor.

La millonaria Smiley Company

En 1971 el periodista francés Franklin Loufrani fue el primero en registrarla como una marca comercial y fundó The Smiley Company. Los años 80 son dorados, para los 90, ya había registrado la carita feliz en más de 70 países. En 1996, le cedió el control de la empresa a su hijo, Nicolas, quien un año después dio el paso que volvería a la carita en parte integral de la comunicación digital: diseñó cientos de emoticones con diferentes expresiones de la carita.

Según revela la revista Smithsonian, Nicolas Loufrani ha dicho que el diseño de la carita es tan simple que "ninguna persona puede afirmar haberla creado". La página web de The Smiley Company sigue diciendo que fue Franklin Loufrani quien la creó.

Walmart a la lucha

Por su parte, Walmart llevaba años poniendo caritas felices en sus tiendas para identificar los precios bajos. El gigante de los supermercados presentó entonces una notificación de oposición a la solicitud de la Smiley Company y una solicitud propia para registrar la carita. Las disputas judiciales se extendieron hasta 2011, cuando los Loufrani y Walmart llegaron a un acuerdo del que se desconoce su contenido.

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