Ir a la playa es, con toda seguridad, una de las cosas más deseadas por los trabajadores durante todo el año y, por lo tanto, uno de los hits más destacados de las vacaciones de verano. Son lugares para descansar, relajarse, disfrutar...y respetar las normas establecidas que tienen como objetivo garantizar el mantenimiento y conservación de las mismas.
Las playas tienen normas, aunque parezca lo contrario, más allá de lo que nos dice el sentido común. La regulación general de las playas se recoge en la Ley de Costas (que se puede comprobar en este enlace del Boletín Oficial del Estado), aunque es una legislación de mínimos: en ella se garantiza el uso público de las playas y prohibiciones muy específicas como las de no acampar, organizar campamentos o estacionar vehículos sin permiso.
En paralelo, los municipios tienen la potestad para imponer multas en las playas que se encuentran dentro de los límites de su territorio. Cada ayuntamiento es libre de determinar los actos susceptibles de ser sancionados y también las multas para esos actos.
Sin ir más lejos, esta semana se hacía viral el anuncio del Ayuntamiento de Chipiona (Cádiz) en el que se recordaba que "la colocación de carpas, veladores, sombrillas o similares de más de un soporte mástil anclado en el suelo" se multa con 1.500 euros. Es un ejemplo del funcionamiento e intenciones de este tipo de multas.
Multas por fumar
Es una tendencia creciente que busca convertir las playas en lugares más saludables y libres de humos. Un consistorio tan grande como el de Barcelona lo ha aprobado (con multas de 30 euros), al igual que los de Alicante, Elche, Benicarló...
Muchos ayuntamientos, por el contrario, se decantan por prohibir el tabaco en playas concretas y no en todas las de su territorio. Por eso es recomendable consultar en las páginas web de los consistorios correspondientes cuáles son las normas al respecto. Por ejemplo, Andalucía dispone de un listado de sus playas (incluye piscinas) sin humo en este enlace.
Entrar con perros
Algunos ayuntamientos prohíben la entrada con mascotas a sus playas. La web especializada Viajar con Perros dispone de un mapa en el que se pueden comprobar las playas que permiten el acceso a animales y advierte de que las multas más altas en las playas que no lo permiten (dependen del ayuntamiento) pueden ser de hasta 3.000 euros.
Poner la música alta con altavoces
Esta norma de sentido cívico se sanciona en localidades como Valencia (que recomienda el uso de auriculares y prohíbe los altavoces en las playas de la Albufera), Laredo (Cantabria), Tarifa (Cádiz), Motril (Granada) o Cartagena (Murcia) y dependiendo de los casos puede llegarse a prohibir incluso en las inmediaciones.
Como siempre, lo mejor es consultar las regulaciones municipales para no llevarse una sorpresa.
Bañarse con la bandera roja
Puede parecer absurdo, pero no pocas personas lo hacen y, con ello, se ponen en peligro a sí mismas y se arriesgan a multas que dependen de la ordenanza municipal en cuestión, aunque pueden ir desde los 100 euros hasta los 3.000 euros en el peor de los casos.
Ducharse con jabón en los baños de la playa
Las duchas de la playa pueden usarse de forma rápida para quitarnos la arena de chanclas y pies, por ejemplo, pero cuando los usuarios de la playa deciden una limpieza completa estorban al resto de personas que también quieren usar la ducha.
Es por eso que en muchas localidades se ha empezado a sancionar esta práctica: es el caso, por ejemplo, de Tarifa (Cádiz) y San Sebastián.
Orinar en el mar
Parece complicado de detectar, pero lo cierto es que algunos ayuntamientos contemplan multas por orinar en la playa. Vigo fue el consistorio más famoso, pero no el único: otras localidades como Valencia, San Pedro del Pinatar (Murcia) o Muro (Mallorca) también lo hacen y contemplan multas que incluso llegan a los 750 euros.