
Se conoce como sistema electoral al procedimiento en el que los votos de los ciudadanos se convierten en representantes en las cámaras, es decir, en el Congreso de los Diputados y en el Senado. En España, el sistema electoral es representativo proporcional, por lo que se usa el Método D'Hondt para repartir los representantes en las circunscripciones.
Los electores no eligen al presidente del Gobierno
Muchos votantes creen que con los votos se elige al que será el presidente del Gobierno, pero esa elección es indirecta por parte de los electores, ya que realmente a quien se elige es a los diputados y senadores que conformarán las cámaras. Esto es porque nuestro sistema electoral no es presidencialista, sino que se vota a las personas que, después, eligen al presidente.
Posteriormente, son los diputados del Congreso los que eligen al presidente del Gobierno, tal y como se regula en el artículo 99 de la Constitución: "Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno".
Así, los diputados deben votar por mayoría absoluta al candidato propuesto a convertirse en presidente del Gobierno, momento en el que el rey hará el nombramiento. Sin embargo, si no se consigue la mencionada mayoría absoluta, se vuelve a someter a votación al mismo candidato 48 horas después y valdría con conseguir una mayoría simple. "Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas", se concluye.
¿Cómo se elige a los diputados? El sistema d'Hondt
Lo primero que hay que saber es que cada uno de los partidos políticos presentan sus candidatos en listas cerradas y bloqueadas, lo que quiere decir que los ciudadanos tienen que votar a la propuesta completa, sin poder seleccionar a los candidatos individuales ni alterar el orden de las listas.
De este modo, los electores votan a los representantes de cada partido mediante un sistema electoral proporcional, teniendo en cuenta las 52 circunscripciones en las que se divide el país.
Estas 52 circunscripciones son las 50 provincias españolas y las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, a cada una de las cuales se le asigna un número de diputados según su número de población, así como de senadores.
Según el mencionado sistema, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos. Después, se divide el número de votos emitido por cada candidatura por 1, 2, 3 y así sucesivamente hasta el número igual al de escaños correspondientes a ese circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores en el cuadro, atendiendo a un orden decreciente, tal y como recoge Europa Press.
Este sistema premia a las candidaturas más votadas, mientras que castiga a las menos votadas, con una distorsión en el reparto de escaños con respecto a lo que sería un reparto estrictamente proporcional.