El multimillonario inversor Ray Dalio, de 73 años, renunció el pasado mes de octubre a su puesto como codirector ejecutivo de la empresa de gestión de inversiones Bridgewater Associates, uno de los mayores fondos de cobertura del mundo. Sin embargo, permanece como mentor de su antigua compañía debido a su amplia experiencia.
A parte de su faceta más conocida, Dalio es autor de libros didácticos sobre inversión y trabajo. Entre sus obras destaca "Principios: Vida y Trabajo", escrito en 2017 y que recoge cuatro consejos que él mismo asimiló y puso en práctica a lo largo de su vida laboral en Bridgwater Associates.
La ruptura mental radical
Dalio afirma que el éxito en el trabajo depende de ser bueno a la hora de tomar decisiones, y esto a su vez requiere de una avanzada apertura mental, habilidad que implica la capacidad de analizar múltiples puntos de vista, sin que el ego pueda bloquear el proceso.
Además, el inversor señala que uno debe considerar la posibilidad de que puede estar equivocado, ya antes de tomar las decisiones. Por ejemplo, en su caso asegura que busca a personas que no estén de acuerdo con él para obligarse a hacer un esfuerzo de comprensión con razonamientos ajenos. Así, Dalio finalmente toma la decisión, una vez ha obtenido todos los puntos de vista posibles.
"Cuanto más abierto de mente seas, entonces menos probable será que te auto engañes, y por tanto aumenta la posibilidad de que los demás te ofrezcan comentarios y críticas honestas", comenta en su libro.
Las mejores ideas siempre ganan
Para Ray Dalio, los lugares de trabajo en los que ganan siempre las mejores ideas son los más satisfactorios, no importa de quién y de dónde procedan estas. Pero advierte de que, para que resulte la "meritocracia de las ideas", los desacuerdos internos deben llevarse con respeto y ser constructivos. Nunca se debe ser deshonesto, ni difamar a compañeros de trabajo.
"Las relaciones con más significado se alcanzan cuando tanto tú como los demás podéis hablaros abiertamente y sobre todo lo que importa, aprendiendo juntos y entendiendo la necesidad de hacer que los otros sean responsables de lograr toda la excelencia de la que sean capaces", asegura Dalio.
"Todos aquellos que estén en este ambiente deberán permanecer calmados y respetuosos con el proceso. Y uno no debe molestarse en caso de que el proceso de la 'meritocracia de las ideas' no resulte en la decisión deseada personalmente", resalta el mismo.
Desconfiar de los charlatanes
"Los charlatanes son las personas que dicen con elocuencia y firmeza sus argumentos antes de que se puedan evaluar. Con ello tratan de sobreponer su agenda sobre los análisis o las objeciones ajenas", advierte Dalio.
Aquí es donde el inversor aconseja a sus lectores que no se dejen intimidar por este tipo de personas. Y es que uno tiene "la responsabilidad de encontrar sentido a las cosas" para sí mismo. Esto es mejor que fingir que se entienden la visión y los argumentos de un "charlatán", tal y como dice Ray Dalio.
En el caso de sentirse presionado por ellos, se puede recurrir a fórmulas sencillas como: "Perdona pero voy a tener que pedirte que vayas más despacio, para así entender lo que estás diciendo". Estos trucos sirven para frenar al "charlatán" en su discurso, y así poder preguntarle sin presiones por todas las cuestiones y dudas que se tengan.
Aprender a base de errar
"Todo el mundo se equivoca, pero la diferencia fundamental entre la gente exitosa y la mediocre es que la primera aprende de sus fallos", explica Dalio.
"Errores muy duros cambiaron mi perspectiva de 'Se que tengo razón' a otra de '¿Cómo se que tengo razón?' Estos fallos me dieron la humildad que yo necesitaba para equilibrar mi audacia", prosigue.
En la cuarta y última lección del libro, Ray Dalio indica por tanto que uno está obligado a aprender de cada situación, incluso en los momentos más complicados. Él tiene la noción clara: "Si no eres capaz de tolerar el estar equivocado, entonces no progresarás, y eso os volverá a ti y a los que te rodean más miserables".