El ascenso a lo más alto del tenis de Carlos Alcaraz, entrenado por Ferrero, y Casper Ruud, del centro de Nadal, muestra la competitividad de las dos escuelas de tenis españolas en la elite mundial de la formación en uno de los deportes más profesionalizados.
La final del último Abierto de Estados Unidos ha supuesto toda una revolución en el tenis masculino con la irrupción en lo más alto de dos jóvenes valores llamados a protagonizar grandes duelos en los próximos años. El vencedor, el español Carlos Alcaraz, se hizo también con el primer puesto del ranking, mientras que su rival, Casper Ruud, es ahora el número dos en el circuito.
El éxito de ambos lo es también de los dos academias españolas en que se han forjado deportivamente y que están en manos de dos de los grandes tenistas de los últimos tiempos de nuestro país: Juan Carlos Ferrero Equelite en Villena (Alicante) y Nadal Academy en Manacor (Mallorca). Escuelas que combinan entrenamientos de alto rendimiento y educación para jóvenes promesas, con cursos cuyos precios superan los 40.000 euros anuales.
Los centros de Ferrero y Nadal pueden presumir de rivalizar por el top 1 mundial para fomar a la elite de empresas, como atesora la lista de grandes jugadores de una y otra. Por Equelite han pasado tenistas como David Ferrer y además de Alcaraz cuenta en sus filas con otro español, Pablo Carreño, actual número 14 en la ATP. Por su parte, el centro de Nadal atesora entre sus joyas a los dos últimos campeones junior del Abierto de EEUU en categoría masculina, Dani Rincón y Martín Landaluce, y la última femenina, la filipina Alex Eala.
Un éxito al que ambas escuelas han llegado, aunque por caminos diferentes. La figura de Juan Carlos Ferrero y su propia experiencia ha sido fundamental en la fulgurante carrera de Carlos Alcaraz para llegar a ser el número uno más joven de la historia. Esa atención personal y diaria es la gran virtud de la que presume el centro alicantino según explican desde Equelite: un ambiente familiar en el que se arropa a los jóvenes con tenistas que conocen de primera mano las mieles del triunfo, pero también los altibajos.
De hecho, el murciano ha seguido escrupulosamente muchos de los pasos que el propio Ferrero empezó a dar en una academia de tenis de Villena (Alicante). No solo ha entrenado durante los últimos años en las mismas pistas en la que se crió tenísticamente su entrenador. También ha dormido en la misma habitación que usó Ferrero, que vive con su familia en la propia escuela.
La academia alicantina fue fundada hace algo más de 25 años por Antonio Martínez Cascales, el entrenador de Ferrero. Martínez Cascales además del alma mater sigue siendo el administrador de la empresa que gestiona el complejo. Lo que inicialmente era una casa y dos pistas de tierra batida hoy se han convertido en 20 canchas de tenis, varias de pádel, gimnasio, residencia de jugadores e incluso su propio hotel rural.
Las diferencias
El tamaño es una de las grandes diferencias que le separan de la Nadal Academy, que abrió sus puertas en 2016 y que con el impulso y el prestigio del tenista balear amplió sus instalaciones el año pasado. Con 44 pistas de tenis, dobla el número de las del centro alicantino, y además se complementa con una residencia de 70 habitaciones dobles, un colegio internacional, una clínica deportiva gestionada por Quirón y un macrocomplejo deportivo con varios restaurantes.
Unas instalaciones que este curso albergan a 155 estudiantes de 41 países, el máximo que se plantea para mantener sus ratios de pista y entrenadores, según explican desde la academia de Manacor. En el caso de Equelite, este año ha estirado un poco más las matrículas para llegar a 70 jóvenes ante el aluvión y el nivel de solicitudes.
La academia de Nadal, que además cuenta con el apoyo de grandes patrocinadores como Movistar, es una de las puntas de lanza de Centre Esportiu Manacor, la empresa que opera su macrocomplejo. Una máquina bien engrasada que antes de la pandemia superó los 20 millones de euros en ingresos, a mucha distancia de los algo más de 2 millones anuales que factura la escuela de Ferrero. El mallorquín, además, ya ha empezado a replicar internacionalmente ese modelo gracias a su proyección internacional. Desde 2020 cuenta con una segunda academia con su marca en Kuwait con un socio local.