
Previsible el primer debate a seis en la campaña de las andaluzas celebrado en TVE. La primera vez que los candidatos se veían las caras. Juanma Moreno se presentaba como "el hombre de moda esta noche, la diana de todos, es evidente que voy a recibir todos los palos". Y estuvo en el papel de presidente hasta en la puesta en escena con corbata (verde andaluz, el único que usaba esta prenda). Lo que le colocaba como el enemigo a abatir por el resto de los candidatos (salvo Marín), que no lograron sacarlo de su tono moderado y presidencialista, pero que criticaron duramente su gestión. Se fue Moreno sin daños más serios que los que se llevaron los demás en el rifirrafe, pues hubo para todos. Defendió bien su discurso, usó gráficos para que se visualizasen las cifras con sus logros y fue capaz de llevar el agua a su molino en los temas centrales, como el 7% del PIB invertido en sanidad y el 5% en Educación, ante unos rivales muy ajustados a los argumentarios, sin capacidad de sorprender. Su objetivo era no cometer errores, no suscitar rechazo, y cumplió.
Entró el candidato socialista Juan Espadas muy directo a por Moreno, cuestionando su política económica, que es el pilar del discurso del popular. Le negó los buenos datos económicos, y le rebatió que la bajada de impuestos de la que alardea Moreno llegue "a más del 1% de la población", cuando el presidente dice que beneficia a cuatro millones de andaluces.
Fue elevando el tono y calentando su discurso, pero fue previsible. "No nos vamos a abstener para que gobierne el PP", dijo cuando tocó hablar de los posibles pactos. Sufrió cuando Moreno lo presentó como un eslabón gobiernos de Chaves y Griñán de los que formó parte (ambos presidentes condenados por los ERE, lo que permitía sacar a colación la corrupción sin citarla expresamente). «Usted habla como si no hubiera estado en la Junta de Andalucía. Como si se hubiera caído del cielo, pero lleva ahí desde 1990», tuvo que escuchar. Intentó reivindicar lo positivo de esa herencia socialista, pero a día de hoy esos 37 años de los que él formó parte sigue siendo su principal lastre y Moreno le atacó ese flanco insistentemente. Y tragó bilis cuando Olona, en varias ocasiones, sacó a colación a "la banda del 'wordperfect'" en referencia al paso de su mujer por la comisión de investigación de la Faffe. Pese a las puyas, Espadas no le entró al trapo a Vox y no sacó a Moreno de su punto de mira en ningún momento.
Juan Marín, de Cs tenía un papel difícil. Por un lado tenía que defender su gestión en el Gobierno, lo que le llevaba una y otra vez a asumir el papel de escudero de Juanma Moreno. En esa labor estuvo bien, brillante incluso a veces en las réplicas. Su drama, como ha ocurrido en estos últimos años, es que no pudo hacer patente que consejerías como Empleo o Economía han sido naranjas. Polemizó fuerte con Olona. "«Vox quiere usar Andalucía como un trampolín hacia La Moncloa. ¿Cómo voy a llegar a acuerdos con quien no cree en Andalucía?".
La izquierda, dividida
Inma Nieto, de Por Andalucía, comenzó titubeante hasta para decir los partidos que componen la coalición que ella encabeza. Luego fue a más, pero su discurso derivaba a veces en una defensa cerrada de las políticas de Podemos y Yolanda Díaz en Madrid (reforma laboral, salario mínimo, ERTEs en pandemia) más que hacia asuntos andaluces. Su hándicap de ser la más desconocida de todos los candidatos hacía para ella más importante este debate. Fue la única en sacar el tema de la corrupción. "En Andalucía sí ha habido corrupción en estos años. En Almería y con contratos con los que el TSJA nos ha pintado la cara". Cuando tocó hablar de pactos, dijo que «en el imaginario colectivo, Frankenstein no es un mal tipo». A su izquierda estaba Teresa Rodríguez, a la que intentó dejar fuera de este debate con recursos a la Junta Electoral.
Rodríguez, en esa liga particular por la izquierda de la izquierda, brilló más, y fue la única desde esa postura de izquierdas que polemizó con Macarena Olona. "Teresa Rodríguez ha sido la única que ha parado los pies a Vox", decían desde su entorno tras el debate. «Vox es el brazo político del terrorismo machista», dijo Rodríguez a la líder de Vox. Su discurso andalucista, sin embargo, se pierde en tópicos anticapitalistas. Si las matemáticas dan para un gobierno de izquierdas, ella de momento es partidaria de quedarse fuera.
Olona, con tópicos
Olona prácticamente hacía su presentación en Andalucía con este debate. Atacó duro a Moreno, pero luego se presentaba como su posible socia. Su estrategia se sale del discurso de los otros partidos y se basa en los tópicos en los que se maneja su formación a nivel nacional. Tema feminista: «Ustedes con sus leyes han criminalizado al 50% de la población española: los varones». Tema inmigración: «La única diferencia de Saint Denis con El Puche o El Ejido es que aquí no se ha jugado una Champions League». La caza: «Los niños de Andalucía vuelven a casa pensando que su padre es un asesino porque tiene una escopeta de caza en casa». Pero sólo Teresa Rodríguez y a veces Juan Marín le entraban al cuerpo a cuerpo. Pero ella asume plenamente su papel de francotiradora. Igual que Moreno asume su papel de 'hombre de moda'. Y presidente camino de su segundo mandato según todas las encuestas.