El día nueve de ataque de Rusia sobre Ucrania, desde que el pasado 24 de febrero Vladimir Putin diese el mandato de invadir territorio que considera de propiedad histórico ruso, ha amanecido con la toma de la central nuclear de Zaporiyia. La más grande de Europa y la tercera del mundo, la ocupación se ha producido tras un bombardeo sobre sus alrededores, lo que ha derivado en un incendio que ha afectado a una de sus unidades.
El temor a un desastre nuclear al estilo Chernóbil se ha vuelto a despertar en todo el mundo, toda vez que la ofensiva de las tropas de Putin se han centrado en las últimas horas en la que es la central nuclear más inmensa del Viejo Continente. Zaporiyia, situada en el sur de Ucrania, a orillas del río Dniéper, se encuentra ya bajo dominio ruso con lo que puede suponer un importante bastión de cara al control energético que tanto teme Volodímir Zelenski.
Y es que esta planta es la responsable de suministrar alrededor del 20% de energía eléctrica de Ucrania pero también del 50% de la energía nuclear. Por ello su importancia, y por lo que Rusia lo habría visto como un aspecto clave en este noveno día de ofensiva total.
Ucrania teme los viejos fantasmas de un caos nuclear
Así lo ha confirmado el propio presidente ucraniano, remarcando que Putin "sabía lo que hacía" y por ello el ataque "no es un error". Unas palabras con las que Zelenski pone el foco en el incendio creado en la central y en el daño a una de sus unidades, con el objetivo de levantar viejos fantasmas nucleares al estilo de Chernóbil.

"Esos tanques están equipados con cámaras térmicas, saben dónde disparan. Hago un llamamiento a cualquiera que conozca la palabra Chernóbil, Rusia lo quiere repetir pero multiplicado por seis. Si hay una explosión, será el final de Europa. No lo permitamos", ha destacado el líder ucraniano en un mensaje difundido por vídeo.
Así es la central de Zaporiyia
Con 15 centrales nucleares por todo el territorio ucraniano, de ahí la importancia a nivel energético para Rusia, la de Zaporiyia es la más importante con una capacidad de casi 6.000 megavatios suficiente para abastecer a cuatro millones de hogares. Eso sí, también en su magnitud radica su seguridad, algo que las autoridades han querido destacar en todo momento de la ofensiva rusa.
Con reactores de agua presurizada, a diferencia de los de Chernóbil que se controlaban mediante granito, los VVER-1.000 de Zaporiyia se alimentan con combustible enriquecido en isótopo fisible Uranio-235. Estos funcionan gracias al vapor, calentado en el núcleo que en vez de hacer girar directamente las turbinas, lo que sería problemático por los altos niveles de radiación, calientan otro circuito de vapor no contaminado que es lo que finalmente genera la actividad, conservando los niveles bajos de radiactividad.
¿Hay riesgo de un accidente nuclear sobre Zaporiyia?
Unos números muy pequeños y es que con una generación de 0,1 microsieverts de radioactividad (Chernóbil alcanzó los 300 sieverts por hora), los niveles son inferiores a la media mundial de las centrales nucleares o, incluso, a las de una radiografía. Consecuencia de ello son las mejoras llevadas a cabo desde 2014, cuando los ataques sobre el Donbás y Crimea llevaron a Kiev a mejorar los protocolos de seguridad de las 15 centrales nucleares.

Todo con el fin de evitar un nuevo desastre nuclear que se sigue temiendo según avanzan las tropas rusas por territorio ucraniano. Ahora ya con la central de Zaporiyia bajo sus dominios, desde el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que lidera el argentino Rafael Grossi, se ha hecho un llamamiento a las autoridades rusas y ucranianas para "no cometer ningún acto que comprometa la seguridad o someta las plantas a presiones indebidas".