Los niveles de concentración de ingresos y riqueza a nivel mundial son casi los mismos que a principios del siglo XX. Una tendencia acelerada por el coronavirus que deja a la mitad más pobre apenas poseyendo el 2% de la riqueza total, al 10% más rico con el 76% y a los multimillonarios, el 0,001% de la población mundial, aumentando su cuota hasta el 3%.
Desde la década de los ochenta, donde abundaron los programas de desregulación y liberalización, se ha duplicado la brecha entre los ingresos del trabajo y el capital que percibe el 50% más pobre de la población y el 10% más rico. Según el Informe sobre la Desigualdad en el Mundo 2022 elaborado por el World Inequality Lab, dicho incremento no ha sido uniforme, lo que confirma que "la desigualdad no es inevitable, es una elección política" y denota que el mundo sigue siendo particularmente desigual en la actualidad.
Por otro lado, mientras los países se volvían más ricos, los gobiernos se hacían cada vez más pobres. Así, la participación del patrimonio en manos de los actores públicos de los países ricos se ha reducido hasta tal punto que la totalidad de la riqueza está en manos privadas. Además, esta tendencia se ha visto magnificada a consecuencia de la crisis derivada de la pandemia, con los gobiernos pidiendo prestado el equivalente al 10-20% del PIB.
El informe también destaca la estrecha relación entre la brecha de riqueza y la desigualdad ecológica y la contribución al cambio climático. En concreto, el 10% superior de los emisores es responsable de casi el 50% de todas las emisiones, mientras que el 50% inferior produce el 12% del total. En cuanto a las metas climáticas para 2030 expresadas sobre una base per cápita, la mitad más pobre de la población en los países ricos ya está cerca de alcanzarlas, mientras que la mitad superior de la población sigue lejos de lograr dichos objetivos.
Impuestos a los más ricos
El caso de los multimillonarios es especialmente relevante, dado que, en menos de 30 años, la cuota de riqueza mundial de este selecto grupo se ha incrementado un 2%, siendo 2020 el año que más ha aumentado. Asimismo, el número de multimillonarios alcanzó los 3.000 el año pasado, un nuevo récord.
Unas cifras que parecen respaldar la premisa de los demócratas de Estados Unidos para subir los impuestos a los más ricos. Según la propuesta presentada a finales de octubre, la reforma fiscal afectaría a aquellos que ingresen más de 100 millones dólares al año o cuyos activos estén valorados en más de 1.000 millones de dólares. En la práctica, este impuesto afectaría a unos 700 estadounidenses. El dinero recaudado serviría para financiar el plan social del presidente Joe Biden dirigido a aumentar el gasto en educación, cuidado de mayores y la lucha contra el cambio climático.
El informe sostiene que, dado el gran volumen de concentración de patrimonio, la mejor opción para lograr una redistribución significativa de las desigualdades de ingresos y riqueza son los impuestos progresivos modestos. Con este tipo de impuestos se podría generar el 1,6% de los ingresos globales, una cantidad que posteriormente se reinvertiría en educación, salud y transición ecológica.