
De lleno en el traspaso tecnológico que culminará la integración de Bankia a CaixaBank, estos días están siendo de muchas incógnitas para los nuevos clientes de la entidad bancaria. Aplicaciones, nuevas formas de pago telemáticas o hasta tarjetas que, por un mero formalismo, que todo usuario puede evitar fácilmente, generan un coste salvable para estos recién llegados a CaixaBank.
Hasta 36 euros anuales tendrán que pagar todos aquellos exclientes de Bankia que sigan usando las tarjetas de débito vinculadas a la extinta entidad madrileña. En concepto de gastos por mantenimiento, CaixaBank ofrece sin embargo a cambio la plena disposición de cajeros y oficinas a estos renegados al cambio total.
Eso sí, existiendo la forma de ahorrar tal cantidad, la compañía surgida quiere así seguir potenciando sus propios productos en pro de los que recuerdan al pasado. Para ello, pone a disponibilidad de todos los clientes la obtención de la tarjeta MyCard que se puede obtener de forma sencilla hasta el 1 de enero de 2022, momento a partir del que todas las tarjetas de Bankia pasarán a tener los citados gastos de mantenimiento.
¿Qué beneficios incluye la tarjeta MyCard?
De esta forma, pasándose al lado azul ya por completo, los nuevos clientes tendrán entre los beneficios de dicha tarjeta la posibilidad de cargar un pago en la cuenta en un plazo de 48 horas, así como se pueden fraccionar los gastos superiores a 40 euros.
Además, si el cliente consume su límite de crédito disponible, puede seguir haciendo compras por valor de hasta 3.000 euros, siempre que disponga de saldo en su cuenta CaixaBank asociada para cubrir todo lo que tenga pendiente de liquidar.
Por último, otra de las grandes ventajas es que ante robos o pérdidas, la tarjeta se puede bloquear fácilmente y de forma temporal desde la aplicación, para seguir pudiendo pagar con el móvil. Diseñada para vincularse tanto a CaixaBank Pay, como a Samsung Pay, Apple Pay, Garmin Pay y Fitbit Pay, es la forma perfecta de ahorrarse unos innecesarios 36 euros anuales.