
En el interior de un coche son muchos los botones, funciones y sistemas que ayudan a la conducción. Eso sí, muchos de ellos desconocidos por el público en general, por lo que no se termina de sacar el mejor rendimiento al vehículo, hay otros que sirven para ayudar al confort del conductor y sus pasajeros. Es el caso del botón de recirculación del aire, posiblemente el secreto mejor guardado ante los malos olores.
En constante avance para ofrecer las mejores prestaciones a los usuarios, hace tiempo que la industria automovilística dio el paso de incluir una función muy necesaria en casi cualquier momento de la conducción. Por las varias ventajas que ofrece, son muy pocas sus desventajas, de cara a dar el mayor confort posible en el interior de un vehículo.
Y es que es tal su importancia que los coches más modernos ya incluyen un sistema automático que detecta diferentes condiciones del exterior para activar la función de recirculación del aire. Sin embargo, aún en la mayoría de coches este sistema tiene que ser activado de forma manual, quedando en absoluto desconocimiento para muchos conductores.
Un botón que siempre queda reflejado con el dibujo de un coche y una flecha en su interior que se voltea, indicando de la manera más precisa para qué sirve. Su función principal que no es otra que recircular el aire. Pero, ¿qué quiere decir esto?
¿Qué es recircular el aire?
Al activar este botón, el coche cierra la entrada de aire exterior y pasa a mover el que hay en el interior, absorbiendo a través de las rendijas que hay bajo el parabrisas y expulsando este por las propias enfocadas hacia los pies o la cara. Un sistema muy útil dado que los sistemas de refrigeración y calefacción usan el aire de fuera para bien enfriar o bien calentar, pero tardando más según la potencia que se use.
Puesto que con el botón activado no se permite la entrada de aire exterior, estos sistemas solo tienen que enfriar o calentar el aire del interior, tardando mucho menos y ahorrando energía y carburante con ello. Además, es en este menor trabajo del refrigerador o de la calefacción, cuando el coche evita malos olores.
Unos olores que también pueden entrar del exterior, como el polvo o el hedor expulsado por una fábrica, pero que al tener este botón activado es imposible que pasen. De la misma forma, se impide el acceso de partículas que generan alergias o están en contacto con la contaminación de grandes ciudades, lo que puede ayudar a la salud de los pasajeros.
En invierno, esta función ocasiona una gran desventaja cuando se empañan las lunas del coche
Ventajas que son más útiles en verano, cuando el aire acondicionado funciona más tiempo y los olores del exterior generados por la humedad son más intensos. Por su parte, en invierno este uso puede derivar en una mala desventaja. Esta no es otra que, al tener activado el botón más de diez minutos con la calefacción encendida, se pueden condensar las lunas del coche provocando una menor visibilidad del conductor.
Para evitar este efecto será más útil el botón de desempañar las lunas que, a través de los orificios bajo los parabrisas, expulsa aire a diferente temperatura. Pero esa ya es otra función del coche que no va tan ligada a la recirculación del aire. Un sistema prácticamente desconocido pero muy útil para gastar menos carburante y ganar comodidad y seguridad.