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Vísteme despacio para ganar una guerra: cuando Hugo Boss tejió los uniformes de los nazis

  • Su primer pedido tras afiliarse al partido nazi fue producir las camisas pardas de las Juventudes
  • Pese al mito, no diseñó los trajes de las SS, solo se limitó a producirlos, como tantas otras empresas
  • Durante la II Guerra Mundial, hasta 140 trabajadores forzosos fabricaron uniformes en los talleres de Boss
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Hoy es sinónimo de elegancia y alta costura. Hugo Boss es la casa de moda de mayor éxito de Alemania, con una facturación anual superior a los 4.000 millones de euros. Su fino patrón es reconocible en todos los rincones del planeta. Pero hubo un tiempo en que su mejor traje no lo llevaba el novio de una boda o el ejecutivo de una conferencia. Hubo un tiempo en que sus uniformes desfilaron por toda Europa y aterrorizaron al mundo.

Hugo Ferdinand Boss nació el 8 de julio de 1885 en Metzingen, al sur de Alemania. Hijo de la revolución industrial, fue aprendiz de mercader y después trabajó en una fábrica textil en sus primeros años de juventud.

Cuando empezó la I Guerra Mundial, fue llamado a filas. Durante cuatro años combatió en las trincheras de Europa mientras todo su trabajo se veía detenido. El conflicto dejó marca en el carácter de Boss. Terminado el enfrentamiento, se licenció como cabo, igual que Adolf Hitler.

Hugo Boss
Hugo Ferdinand Boss, fundador de Hugo Boss.

La derrota dibujó una huella amarga en la sociedad alemana. Multitud de voces destacadas, como el economista británico John Maynard Keynes, advirtieron de que una venganza en la paz volvería en forma de una nueva guerra. No se equivocaron.

Cuando llegó la República de Weimar, el país tuvo que hacer frente a enormes pagos como compensación por la guerra. Francia llegó a ocupar las cuencas mineras del Ruhr. La posguerra, la falta de inversión y el hostigamiento exterior desembocaron en la mayor crisis de inflación vista en la historia de Alemania.

Negocio textil

Es en esos años, de fuertes turbulencias económicas, cuando Hugo Boss comienza el negocio textil. Se alió con dos comerciantes de su ciudad y fundó su taller en 1924. Durante sus comienzos, el trabajo de Boss se centró en tejer ropa básica para ciudadanos de clase media. Hacia finales de la década, el fabricante empleaba a unas treinta personas en un modesto, pero próspero negocio.

Las ilusiones duraron poco y en 1929 todo cambió. El pánico se apoderó de Wall Street. Como una mancha de crudo en el océano, las pérdidas del crack financiero se extendieron a Europa. Para la industria textil alemana, el impacto fue colosal. Boss comenzó a realizar despidos y dos años más tarde se enfrentaba a la bancarrota.

El pequeño empresario tomó dos decisiones en 1931 para afrontar la situación. Primero, se endeudó hasta las cejas y comprometió todos los activos de la empresa como aval. En segundo lugar, se afilió al Partido Nacional Socialista de Alemania. El crédito le permitió continuar la producción para tejer a sus nuevos clientes un pedido estrella: camisas pardas para las Juventudes Hitlerianas.

Los nazis llegan al poder

En 1933, los nazis llegan al poder y comienzan su trabajo de reconfigurar el país a su imagen. Las firmas textiles judías fueron defenestradas, la moda se volvió uniforme y surgieron por todo el país las populares tiendas pardas con ropa acorde a los valores del partido. Hugo Boss produjo uniformes para las SS y otras organizaciones. A pesar del extendido mito, el empresario nunca diseñó la ropa de los nazis. Su fábrica era una más de tantas que manufacturaban para el régimen.

Boss, como tantos otros pequeños y medianos burgueses, aceptaron los principios del nazismo y lo integraron en sus vidas. Rechazó su fe protestante para aceptar un credo cristiano acorde al régimen, aprovechó los pedidos del partido para aumentar su negocio y llegó a mostrar con orgullo una fotografía con Hitler. La sociedad cambiaba a pasos agigantados y Boss lo abrazaba plenamente.

Cartel de producción de los uniformes nazis
Publicidad de Hugo Boss anunciando uniformes de las SS, las SA y las Juventudes Hitlerianas. | Imagen: Wikipedia

El estallido de la II Guerra Mundial representa el episodio final de esta transformación. Toda la sociedad se concentra en alimentar la máquina de guerra nazi en su conquista de Europa. La industria textil es una de las más afectadas. El Gobierno alemán interviene en 1940 la producción civil de ropa. La moda es eliminada de un plumazo y el uniforme se convierte en el único producto textil permitido por el régimen.

El avance del conflicto aumentó las necesidades de una economía en guerra, que Boss aprovechó. Las ventas no dejaban de aumentar con los pedidos de oficiales nazis y soldados regulares del Ejército alemán. Para 1944, Hugo Boss empleaba a más de 300 empleados registrados. Adicionalmente, hasta 140 trabajadores forzosos, la mayoría mujeres, tejieron uniformes para el régimen Nazi en los talleres de Boss durante la guerra.

Boss aprovechó esta mano de obra esclava para vengarse a su manera de Francia. Alemania quería humillar a su antiguo rival tras conquistar París y rendir a la orgullosa República. El régimen nazi aprovechó los campos de internamiento y los desplazamientos forzosos de la Francia ocupada para sus propios fines. Entre 1940 y 1941, al menos 40 prisioneros de guerra del otro lado del Rin tejieron uniformes para sus captores en los talleres de Boss.

Negando a Hitler

Acabado el enfrentamiento en 1945, el empresario fue juzgado por su apoyo al movimiento nacionalsocialista. Tras apelar, consiguió rebajar la pena y salir relativamente indemne del proceso. Su amistad con líderes locales que ocultaron su pasado favorable a Hitler le ayudó a salir del entuerto. Al disfrazarse con el eufemismo de "seguidor", Hugo Boss ocultó su apoyo entusiasta al movimiento nazi y convenció a unos tribunales que no podían encarcelar a un país entero.

En los años de posguerra, su taller se centró en producir uniformes para la Cruz Roja y las fuerzas de ocupación francesas. Boss falleció en 1948 y la gestión del negocio pasó a su yerno, Eugen Holy. El nuevo empresario trató de cerrar el pasado de la empresa y avanzar en la nueva Europa.

Cartel de David Beckham
Publicidad de Hugo Boss protagonizada por David Beckham.

En cierto modo, la llegada de Holy a la dirección de la empresa fue un contraataque de los hostigados. Su familia fue perseguida por la Gestapo durante la guerra y el régimen encarceló a sus padres en 1944. Holy, que ocultó estos detalles al fanático de su suegro, se mostró mejor empresario que Hugo Boss. El nuevo magnate comenzó a expandir la marca con éxito y ya en los 50 introdujo la fabricación de los trajes.

El perdón

En 1969, los nietos de Hugo Boss heredaron la firma. Los hermanos Holy internacionalizaron la marca y la convirtieron en el gigante textil que es hoy. Pero el secreto del fundador sería revelado con el tiempo.

La sociedad alemana empezó a denunciar el papel de los empresarios durante el régimen nazi. La presión aumentó y la propia firma encargó una investigación que corroboró los lazos de Hugo Boss con el régimen.

Ya en 2025, la compañía se adhirió a una carta abierta en el 70 aniversario del fin de la II Guerra Mundial. Las mayores corporaciones alemanas, incluida Allianz, Bayer o BMW, reconocieron su implicación y pidieron perdón por el apoyo de sus firmas al Gobierno de Hitler.

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