Industria

España, Italia y Francia tienen delante una decisión estratégica: aliarse para construir la primera flota europea de portaviones nucleares

  • Los tres países han anunciado la ampliación de sus armadas
  • La cooperación militar puede reducir los costes de botar una nueva flota
  • Los fondos europeos premiarán las compras conjuntas de Estados miembro

España e Italia han anunciado que construirán sendos portaviones convencionales en un giro estratégico para ambas Armadas. Para Madrid, representa el primer buque de estas características que poseerá en su historia. Roma aseguró que su objetivo es un portaviones con propulsión nuclear, convirtiéndose en el tercer país del mundo con esta clase de navíos. En paralelo, París está ensamblando su siguiente buque aeronaval nuclear para jubilar el Charles de Gaulle. Ante esta lista de anuncios, surge un debate estratégico: ¿y si se unieran España, Francia e Italia en una triple alianza para ensamblar la primera flota nuclear de Europa?

La cascada de acontecimientos de los últimos meses ha obligado a un rearme apresurado de Europa Occidental, que ha arrastrado los pies desde la guerra en Ucrania. La amenaza del Kremlin y la actitud hostil de la Casa Blanca hacia los aliados de la OTAN ha provocado una reacción en Bruselas. La Comisión Europea lanzó en marzo un plan armamentístico valorado en 800.000 millones de euros, de los cuales, 150.000 millones son préstamos comunitarios destinados a compras conjuntas de los Estados miembro.

El antecedente: corbetas europeas

La posible triple alianza entre Madrid, París y Roma no sería inédita. Navantia se adhirió en 2020 a Fincantieri y Naval Group para construir la primera corbeta europea. El proyecto de los tres astilleros, pertenecientes respectivamente a los Gobiernos de España, Italia y Francia, ha sido financiado con el Fondo Europeo de Defensa y espera desarrollar una nueva generación de esta clase de navíos. Fincantieri y Naval Group, las impulsoras originales del proyecto, crearon la firma conjunta Naviris en 2019 para canalizar el diseño y ensamblado del navío, al que se añadió Navantia.

Los tres astilleros cuentan con una potente cartera internacional de clientes fruto de años de experiencia y suponen tres de las firmas militares más importantes de Europa. Este conocimiento de otras Armadas facilita la interoperabilidad de las compañías. Navantia, por ejemplo, está detrás de proyectos internacionales en Arabia Saudí o Australia, y Fincatieri es la encargada de construir la nueva generación de fragatas de la Armada de Estados Unidos. El plan de rearme europeo podría allanar el camino para futuros proyectos conjuntos como el de una flota de portaviones europeos.

Helicóptero MH-60S despega de la cubierta del buque de asalto anfibio USS America / US Navy.

La semana pasada, el almirantazgo español encargó un estudio a Navantia para construir el primer portaviones convencional de la historia del país. Este tipo de informes suelen tardar varios años en elaborarse, según indican fuentes del sector. El objetivo sería que el buque estuviera listo en 2040, mismo plazo que se ha marcado Italia para construir su portaviones de propulsión nuclear. El navío francés, ya en grada, debería estar antes; no obstante, los problemas y retrasos acumulados han nublado la fecha de su botadura. El tiempo de preparación podría ser la oportunidad para estudiar un proyecto conjunto, decisión que en última instancia dependería de los Gobiernos nacionales.

Los reyes del mar

Durante la Guerra del Pacífico entre el Imperio de Japón y Estados Unidos, los portaviones desbancaron a los acorazados como principal navío militar de una flota. Los pesados buques, armados con una extraordinaria capacidad de ataque debido a sus cañones, eran presa de los cazabombarderos del bando enemigo. La capacidad aeronaval de los portaviones fue decisiva en los principales encuentros del conflicto, incluido el ataque a Pearl Harbour, la batalla de Midway o la operación Hailstone en las Carolinas.

Buque de asalto anfibio JS Kunisaki de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón durante las maniobras Rimpac / US Navy.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los portaviones se convirtieron en los buques insignia de cualquier Armada, destacando particularmente las estadounidenses y las soviéticas. Durante el siglo XXI, los ataques híbridos que combinan cohetes, misiles balísticos y drones han aumentado la relevancia de estos buques para desarrollar operaciones de cobertura aérea o bombardeo terrestre mediante cazas de combate.

Ante un Estados Unidos vacilante frente a sus aliados y una armada china que ya cuenta con tres portaviones que iguala en potencia a los homólogos norteamericanos, Europa ha decidido apostar por su propio desarrollo militar. Una alianza entre Francia, Italia y España podría ahorrar costes y producir una nueva generación de portaviones que rivalizara con las otras grandes potencias, dando una proyección estratégica a Europa de la que ahora mismo carece.

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