
Los mercados están revolucionados. Los dos últimos datos de inflación en EEUU han situado el crecimiento de los precios por encima del 2% interanual, mientras que el IPC subyacente (no cuenta alimentos frescos ni energía) ya está en el 1,8%. Además, los salarios nominales crecieron en enero al mayor ritmo desde 2009. Todo ello hace prever que la Reserva Federal de EEUU (Fed) se tome más en serio las subidas de tipos, lo que está llevando a la rentabilidad de los bonos de EEUU a tocar máximos de los últimos años. Pero más allá de estos cambios, el discurso y las acciones del Banco Central Europeo podrían estar actuando de forma procíclica para la deuda americana, un cóctel explosivo para las rentabilidades que están vapuleando a los mercados.
La rentabilidad del título con vencimiento a 10 años (T-Note) ha escalado hasta nuevos máximos del año, en el 2,932%, un nivel no visto desde hace más de cuatro años. Ayer mismo, las actas de la Fed mostraron que dos miembros del Comité Federal de Mercado Abierto mostraron cierta preocupación por un posible recalentamiento de la economía de EEUU, lo que requeriría mayores subidas de tipos. A todo esto se le suma el cambio de tono en el mensaje del BCE.
Una corriente de pensamiento afirma que la política del Banco Central Europeo ha tenido un papel importante en el aumento del rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense. Este incremento dio comienzo en septiembre y ha ganado mucha fuerza en las últimas semanas, causando turbulencias en las bolsas de todo el mundo.
Según esta corriente, la política del BCE está impactando con fuerza en los mercados más que la de la Reserva Federal. Esto se debe a que el BCE ha estado adquiriendo tantos bonos que sus compras superaron la emisión neta de estos activos de sus respectivos Gobiernos, a diferencia de la Fed.
Así, los inversores europeos se marcharon a otros mercados, como el de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Según una estimación, estos compraron más de un billón de euros en bonos extranjeros desde que comenzó la flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) del BCE.
Cambia el discurso y los inversores se mueven
El cambio de mensaje del BCE ha cambiado drásticamente esta tendencia, sobre todo a partir de que el presidente Mario Draghi formulase unas declaraciones interpretadas como de línea dura en la charla de Sintra de 2017.
Así las cosas, en otoño aumentaron las expectativas de que el BCE anunciaría una reducción de sus compras. Los rendimientos comenzaron a subir a mediados de octubre, cuando se comenzó a barajar que el BCE podría reducir la compra de bonos a la mitad.
Después, en enero, llegó la noticia de que las autoridades del BCE quizá podrían acabar con el programa de estímulos antes de lo esperado. Esas indicaciones en enero coincidieron con un aumento repentino de los rendimientos de los bonos que sigue afectando los mercados globales.
La reducción a la mitad del programa de compras por parte del BCE, junto a unos expectativas más restrictivas en la hoja de ruta, están devolviendo al protagonismos a los inversores privados, que ahora sacan su dinero de EEUU para volver a poner el punto de mira en Europa.