Bolsa, mercados y cotizaciones

Draghi no sacará ningún conejo de la chistera en octubre: el BCE se ajustará a las normas actuales

  • Todos los escenarios del BCE cumplen las normas actuales del programa
  • El programa concluye este año y las variaciones serán de duración y tamaño

El momento es octubre. El Banco Central Europeo (BCE) y su presidente, Mario Draghi, tienen que tomar decisiones sobre su programa de compra de bonos, que en principio expira en diciembre de este año. Con pies de plomo, Draghi anunció que la mayoría de las decisiones se tomarán en la reunión del mes que viene, teniendo muy presente una fortaleza del euro que amenaza con lastrar la recuperación de la Eurozona y la virulenta reacción del mercado a las primeras señales de un endurecimiento de la política monetaria. Con todos los ojos sobre el italiano, lo que parece claro es que no va a dar sorpresas y se va a ceñir a las normas.

Según publica la agencia Bloomberg de fuentes cercanas a las discusiones, los escenarios que maneja la institución monetaria europea para su programa de compra de bonos se ajustan a los parámetros que se marcó el BCE en su día. Las opciones incluyen combinaciones sobre el volumen (actualmente 60.000 millones de euros mensuales) y las duraciones de los bonos que en cualquier caso se ajustarán a los límites actuales. 

Los detalles sobre esos ajustes del programa de estímulos no han transcendido, pero las fuentes aseguran que las medidas que se estudian están en línea con las expectativas del mercado. 

El programa de estímulo lleva en vigor dos años y medio, con un total de más de 2 billones de euros. La recuperación económica de la Eurozona se ha consolidado, aunque no ha venido acompañada de la inflación, un fenómeno cada vez más habitual que tiene a los banqueros centrales de medio mundo 'locos' mientras utilizan herramientas cada vez más heterodoxas.

Los manuales de macroeconomía no están funcionando, y lo que sí ha crecido es la influencia de la política monetaria en los mercados, que reaccionan casi a cualquier palabra o indicio de cambios y/o endurecimiento de las condiciones financieras. 

Prudencia en el BCE y la Fed

La prudencia del BCE llega en un momento en el que la Reserva Federal de EEUU, que hace ya tiempo que empezó con su propio ciclo de subidas de tipos de interés, también está extremando la cautela con sus pasos ante el temor de una posible reacción de los inversores con las bolsas estadounidenses en máximos históricos y una volatilidad extremadamente baja. De hecho, en la Fed ya se habla abiertamente de los posibles efectos dañinos de endurecer la política monetaria.

Draghi dijo ayer que las decisiones que necesarias son "muchas y complejas", no exentas de riesgos, pero que la mayoría llegarán en octubre. También aseguró que "las discusiones sobre los diferentes escenarios incluyen la duración del programa y el tamaño de los flujos mensuales". 

Uno de los riesgos que más se citan es que la institución monetaria se quede sin deuda que comprar antes de lograr sus objetivos. Las normas que se autoimpuso el BCE incluyen no comprar más del 33% de la deuda soberana de un país emisor y que las compras deben ir en proporción al tamaño y peso de la economía de cada país. 

Con todo, hay excepciones. Este flexibilidad ha provocado que se compraran más bonos de países con mayores cargas de deuda, especialmente Italia. Francia también puede ser uno de los más beneficiados ante la escasez de bonos de países como Alemania, Portugal o Irlanda, lo que limita que el BCE pueda llegar a su objetivo de compras mensual. 

Desde el banco central se reconoce que estos límites autoimpuestos pueden traer complicaciones, pero asumen que la arquitectura institucional y legal de la Eurozona hace que cambiarlos sea difícil. De hecho, hay voces críticas que apuntan que el programa actual ya incumple una de las normas sagradas del BCE: la financiación directa de países.

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