Economía

La voz de alarma no salta en el BCE: ¿por qué no está preocupado por la deflación?

Sede del BCE en Frankfurt. Imagen: Bloomberg

El IPC de la Eurozona bajó en febrero una décima hasta situarse en el 0,7%, incrementando los temores de una deflación en el área de la moneda única. En el Banco Central Europeo (BCE) ya se ha empezado a hablar sobre los riesgos de un escenario tal e incluso admiten estar preparados para actuar si fuese necesario. Pero hasta ahí, porque nadie lanza la voz de alarma, como sí se ha hecho desde otros organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI)

Ahora bien, ¿cuáles son los motivos por los que la institución no está preocupada por la deflación?

El miembro de la junta ejecutiva del Bundesbank, Andreas Dombret, lo ha intentado explicar esta mañana durante una intervención ante un pequeño grupo de personas en la Bolsa de Valores de Nueva York.

En declaraciones que recoge Business Insider, Dombret piensa que la situación en la zona del euro está mejorando, aunque señala que la complacencia es un lujo que todavía no se pueden permitir. Cree que todavía existen riesgos, vinculados a la "fatiga reformista" o, entre otros, a las consecuencias de las bajas tasas de interés, lo que podría distorsionar los incentivos a la inversión.

Pero más allá de este discurso, el miembro de la junta ejecutiva del Bundesbank ha dedicado un tiempo a explicar por qué tanto el organismo alemán como el propio BCE no ven una amenaza significativa de deflación. Y lo ha hecho citando tres razones generales.

En primer lugar, piensa que dos terceras partes de la moderación de los precios se debe a la caída de los precios de la energía y los alimentos. Dombret argumenta que estos factores son exógenos y que sus efectos serán probablemente temporales, por lo que no hay razones por las que preocuparse si hoy el IPC está por debajo de los objetivos de la institución, del 2%. El mandato del BCE no es la inflación subyacente, recuerda.

En segundo lugar, Dombret sostiene que las bajas tasas de inflación en la Eurozona reflejan en parte el proceso de ajuste en la periferia. La baja inflación, e incluso la deflación en algunas economías afectadas por la crisis, es bien vista por los Gobiernos nacionales. Es lo que algunos han llamado "devaluación interna". Con el fin de impulsar la competitividad, los precios en muchos países de la periferia tienen que caer.

En tercer lugar, señala Business Insider, Dombret argumenta que la deflación no supone un riesgo importante ya que las expectativas de inflación a largo plazo están ancladas en un nivel cercano a la definición de estabilidad de precios del BCE (cerca, pero por debajo del 2%). Además, rechaza la idea de que la zona del euro corra el riesgo de repetir el mismo error que provocó una década perdida en Japón.

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