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Alemania abre la mano: no descarta más estímulos del BCE y advierte sobre el euro

  • El Bundesbank suaviza su postura y no rechaza medidas no convencionales
  • Los tipos de depósito negativos serían adecuados para que bajara el euro
  • Weidmann se acerca a Draghi: abre la puerta a un programa de estímulo del BCE
Jens Weidmann, presidente del Bundesbank. Foto: archivo

Algo se mueve en Alemania. Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, ha abierto hoy la puerta a la introducción de estímulos por parte del BCE y ha apuntado directamente, como ya hizo Draghi este mes, al alto nivel del euro y a una posible deflación en la Eurozona. Makuch (BCE): "Hay mayores riesgo de deflación".

El jefe del banco central alemán ha asegurado hoy en una entrevista que los tipos de depósito negativos serían una forma apropiada de contrarrestar un tipo de cambio más alto del euro. Además, añadió que "no está fuera de la discusión" una posible compra de activos bancarios por parte del Banco Central Europeo para combatir una caída de  los precios, una postura mucho más abierta de lo habitual respecto a este tema.

"Si quieres contrarrestar las consecuencias de una fuerte aprecación del euro en las perspectivas de inflación, los tipos de interés parecen ser una medida más apropiada que otras", declaró a MNI el presidente del banco central alemán. "Pero estamos hablando de escenarios hipotéticos y no de decisiones inmediatas", puntualizó.

Los tipos de depósitos negativos a los que se refiere Weidmann son los que paga el BCE a las entidades financieras por guardar su dinero. De tomarse esta medida, los bancos de la Eurozona tendrían que pagar al banco central un tipo para poder 'aparcar' fondos allí. Esta medida ya ha sido sugerida en múltiples ocasiones por Mario Draghi, presidente del BCE y otros miembros de la institución. 

Los programas de compras de activos

Además de la posibilidad de tipos negativos, la otra gran medida que abordó Weidmann fue la introducción de estímulos en forma de compra de activos. "Las medidas no convencionales que se están considerando son territorio desconocido. Esto implica que necesitamos una discusión sobre su efectividad y sobre su coste-beneficio", explicó en la entrevisa. "Esto no significa que un programa de QE esté fuera de la mesa, pero tenemos que asegurarnos de respetar la prohibición de financiar estados", añadió en referencia a las normas del BCE.

Estos  programas de compras de activos, denominadas quantitative easing (QE) en inglés, suponen que un banco central adquiere activos como préstamos o hipotecas a las entidades financieras para intentar estimular la economía real al aumentar la oferta de dinero, reduciendo así los intereses (el propio precio del dinero).

Los bancos tienen así dinero 'fresco' que pueden utilizar para incrementar el crédito en mejores condiciones. Hasta ahora, el BCE, presionado por el propio Bundesbank, se ha negado a embarcarse en este tipo de programas, a diferencia de lo que sí han hecho la Reserva Federal de EEUU o el Banco de Japón.

En la línea de Draghi

De este modo, Weidmann sigue mostrando una apertura a nuevas ideas para intentar cerrar la crisis de la Eurozona. Hace menos de dos semanas, el presidente del Bundesbank ya se posicionó y se mostró partidario de la política expansiva del BCE y de posibles nuevas medidas.

Sus palabras le acercaron al discurso de Mario Draghi, presidente de la institución monetaria europea, unificando unas posturas habitualmente antagónicas. Las últimas declaraciones de diferentes miembros del BCE, incluido Luis María Linde, presidente del Banco de España, han apuntado directamente contra el cambio del euro, algo que expresamente no es un objetivo de la política monetaria.

"El tipo de cambio no es un objetivo de la política monetaria, pero es una de las muchas variables en los datos que influyen en el pronóstico", dijo Weidmann el pasado 13 de marzo. "De esta manera, una apreciación del euro podría cambiar el panorama de la inflación", añadió.

Tanto Draghi como Weidmann han señalado al alto nivel del euro como uno de los responsables de la moderación de los precios en la Eurozona, moderación para algunos peligrosa y que en algunos países roza la deflación y pone en riesgo la incipiente recuperación económica de la Eurozona.

La semana pasada, Eurostat publicó que el IPC de la zona del euro cayó una décima en febrero, hasta el 0,7%, y una décima menos también de lo estimado inicialmente. Este nivel se encuentra lejos del 2% que tiene marcado como objetivo de política monetaria el BCE.

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