
La edificación y el urbanismo juegan un papel muy importante en una gestión sostenible del agua que permita reducir el gasto por persona. Prueba de ello es que un edificio rehabilitado permite ahorrar entre un 30 y un 40% de agua, según cálculos de la asociación Green Building Council España (GBCe) a través de su sistema de certificación de sostenibilidad VERDE.
"El parque edificado en España está muy envejecido, por lo que es muy importante mejorar la eficiencia de sus griferías y aparatos sanitarios", asegura Yolanda del Rey, responsable de Certificación de GBCe, con motivo del Día Mundial del Agua que se celebra este marte. Otras acciones imprescindibles y eficaces para reducir la demanda son captar el agua de la lluvia para utilizarla en el riego y el inodoro o facilitar los procesos de depuración, separando las calidades de las aguas para sus usos.
En materia de urbanismo, Bruno Sauer, director general de GBCe, resalta opciones como la reducción de superficies impermeables, el incremento de zonas ajardinadas y pasillos verdes y que las ciudades dispongan de una red separativa de aguas "sucias".
"La certificación VERDE nos demuestra que medidas como elegir plantas autóctonas y con bajas necesidades hídricas suponen un ahorro del 65% del agua en riego", especifica la Responsable de Certificación de GBCe.
Nueva cultura del agua
El agua dulce es un recurso limitado, escaso y cuya demanda se prevé que se dispare globalmente hasta un 55% hasta 2050, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La realidad es que, hoy en día, aún queda agua suficiente y con una calidad aceptable para cubrir la demanda de la población mundial. Sin embargo, un reparto desigual se traduce en un mundo donde la escasez de agua afecta a más del 40% de la población y donde tres de cada diez personas no tienen acceso al agua potable —según la Organización de Naciones Unidas (ONU)—.
En España se paga de media —y sin contar el IVA— 1,90 euros por metro cúbico de agua. De esta cantidad, 1,06 euros (el 56%) corresponden al servicio de abastecimiento y 0,83 euros (el 44%) al de saneamiento. En general, la incidencia media de la factura del agua en el presupuesto familiar es del 0,9%, muy por debajo del 5% marcado por la ONU como cifra límite de asequibilidad para abastecimiento y saneamiento del Derecho Humano al Agua.
"Con 1,90 euros se puede disponer del mismo volumen de agua que 1.000 botellas de un litro compradas en un supermercado y que costarían unos 390 euros", reflexiona Izaola, quien considera imprescindible una nueva cultura a nivel global que acabe con la idea de que el agua es un bien ilimitado, omnipresente y con una disponibilidad inmediata: "Debemos tomar conciencia de que las precipitaciones son cada vez menos utilizables y de que la disponibilidad de agua dulce o potable es cada vez menor", resalta el coordinador del proyecto LIFE Levels.