Vivienda - Inmobiliario

Los temblores arancelarios ya ponen en riesgo el mercado inmobiliario estadounidense: menos obra nueva y encarecimiento de materiales

Alarma en el mercado de la vivienda en EEUU: la construcción de obra nueva cae a su nivel más bajo desde hace cinco años. Una situación de incertidumbre comercial consecuencia de los nuevos aranceles propuestos por Donald Trump que podrían elevar el coste de los materiales de construcción importados, lo que apenas dejaría margen de ganancia para las constructoras. Un sector que ya ha perdido la confianza al ver como la obra nueva ha descendido en casi todo el país, aunque con más ahínco en la zona sur y en el medio oeste.

Analistas consultados por Bloomberg, coinciden en que la inversión residencial será un lastre para el crecimiento económico en los próximos trimestres, y las proyecciones de organismos como el Banco de la Reserva Federal de Atlanta anticipan un impacto negativo en el PIB del segundo trimestre. En este contexto, la actividad constructora enfrenta temblores significativos que podrían limitar la recuperación a corto plazo.

Ritmo lento y descensos de casi el 10% en la obra nueva

La construcción de viviendas nuevas en Estados Unidos cayó en mayo a su nivel más bajo en cinco años, reflejando una clara desaceleración en el sector residencial. El inicio de nuevas obras se redujo un 9,8%, con una tasa anualizada de 1,26 millones de viviendas, por debajo de todas las previsiones de los economistas. Esta caída responde a diversos factores económicos, como las altas tasas hipotecarias, que rondan el 6,84%, y el elevado inventario de viviendas ya terminadas, que se encuentra en su nivel más alto desde 2009. Estos elementos han reducido la demanda, obligando a los constructores a ofrecer descuentos y subsidios para atraer compradores.

La construcción de viviendas multifamiliares se desplomó casi un 30%, mientras que la edificación de viviendas unifamiliares subió levemente pero sigue en niveles bajos. A pesar del aumento en el número de viviendas terminadas, el ritmo de nuevas obras es insuficiente para mantener el crecimiento del inventario, lo que indica que la actividad constructora seguirá debilitándose. Además, los permisos de construcción, un indicador adelantado del sector, también cayeron a su nivel más bajo en cinco años.

La situación se agrava por la incertidumbre comercial, ya que posibles aranceles propuestos por la administración Trump amenazan con elevar los costos de materiales importados, lo que añadiría presión a los márgenes de ganancia de las constructoras. Estas empresas, además de reducir precios, están ofreciendo incentivos adicionales como subsidios a las tasas hipotecarias, pero enfrentan una demanda desigual y cada vez más exigente.

Desde el punto de vista regional, los inicios de obra cayeron en casi todas las zonas del país, especialmente en el Sur y el Medio Oeste, aunque el Oeste mostró un leve aumento. La confianza de los constructores, por su parte, se encuentra en su nivel más bajo desde 2022, lo que refleja el deterioro generalizado del entorno económico para el sector.

Pesimismo entre los constructores estadounidenses

Otra alarma para el sector: el indicador de confianza de los principales constructores del país también cae a su nivel más bajo desde hace tres años. Así lo desveló la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB, por sus siglas en inglés) que reveló que tal indicador ya se sitúa en 32 puntos, 2 menos que el mes pasado y 4 menos que las previsiones de los economistas del país, según Bloomberg. La preocupación económica y el debilitamiento de los precios, los causantes que lastran la confianza.

El descenso acusado se tribuye, por un lado, al impacto de las altas tasas hipotecarias, con el consiguiente encarecimiento de los préstamos, y la incertidumbre que reina en el contexto macroeconómico mundial debido a las políticas arancelarias que está implementado EEUU. Tanta es la inseguridad que en el sector temen un futuro con altos incrementos en los costes de construcción que encarezca aún más el precio de la vivienda; es estima que podría implicar un crecimiento de unos 11.000 dólares por inmueble.

Según el presidente de la NAHB, Robert Dietz, "el aumento de los niveles de inventario y los posibles compradores de vivienda que están la espera de que mejoren las condiciones de asequibilidad están dando lugar a un debilitamiento del crecimiento de los precios en la mayoría de los mercados y generando descensos de los precios de reventa en un número creciente de mercados"

Todos los componentes del índice mostraron caídas: las ventas actuales alcanzaron su nivel más bajo desde 2012, mientras que las expectativas de ventas a futuro y el tráfico de compradores potenciales también se deterioraron significativamente. Frente a esta situación, los constructores han recurrido a estrategias como incentivos y descuentos; casi un 40% han reconocido aplicar algún tipo de rebaja en el precio final de la vivienda.

Se suma, además, el aumento de la competencia en el mercado de segunda mano, que año a año ha ido aumentado su oferta y atrayendo a más compradores gracias a sus precios más asequibles.

Las tasas hipotecarias bajan pero no con ayuda de la FED

Es posible que estos datos sean un indicador más de una posible contracción futura en el mercado inmobiliario estadounidense que, de momento, sigue siendo clave para el funcionamiento del motor económico y de la inversión en el país norteamericano. Sin embargo, existe un rayo esperanzador al conocer el descenso de la tasa hipotecaria por tercera semana consecutiva.

La tendencia en créditos hipotecarios de los nuevos compradores estadounidenses es un préstamo a 30 años. Si bien, las últimas semanas la suerte les sonríe: las tasas hipotecarias del país mantienen una predisposición a la baja. En concreto, esta semana han descendido desde el 6,84% al 6,81%, la cifra más baja desde hace un mes, según ha informado la empresa de capital abierto, Freddie Mac.

No obstante, en los últimos meses, las altas cifras han ahuyentado a los inversores que, a día de hoy, no se han visto beneficiados por la última decisión de la FED de mantener los tipos de interés en la media del 4,25% y 4,5%, a pesar de la insistencia de Donald Trump de rebajarlos hasta el 2,5%.

Para el analista financiero jefe de Bankrate, Greg MacBride, el fallo de la FED del pasado miércoles no es más una reacción coherente ante el avance de la economía "y la incertidumbre sobre lo que sucede con la inflación", por lo que no existen motivos para recortar las tasas de interés en este momento.

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