El complejo Corniche es un espectacular edificio que en su día estaba pensado para generar alrededor de 30.000 millones de dólares de Hong Kong (3.800 millones de dólares americanos) en ventas. Al menos eso es lo que habían pensado los promotores que compraron el terreno con vistas al mar del Sur de China por un precio récord.
Seis años más tarde, el proyecto (solo la tierra costó 2.100 millones de dólares) se encuentra entre una instalación de tratamiento de aguas residuales y una escuela de conducir, y se parece poco a la Riviera francesa que evoca su nombre. El centro comercial cercano, convertido de un edificio industrial, vende ropa y muebles con descuento.
Caída en desgracia
La propiedad es el reflejo de la suerte que han corrido los promotores Logan Group y KWG Group Holdings, que un día llegaron a estar entre los más grandes del país. Este complejo, en lugar de suponer un salvavidas para estas dos empresas que se enfrentan a una deuda extranjera (en dólares americanos) de 10.000 millones, The Corniche es un recordatorio de su rápida caída en desgracia.
Ahora los acreedores se están dirigiendo, exigiendo que los dos promotores chinos paguen después de haber entrado en default técnico. En el peor de los casos, podrían perder The Corniche si los bancos exigen el reembolso inmediato del préstamo para el proyecto.
De las 295 unidades, solo tres se han vendido hasta el 22 de mayo, según Centaline Property Agency. "Todos los promotores en ese momento apostaban por un entorno de política económica diferente en China", asegura Monica Hsiao, fundadora y directora de inversiones de Triada Capital que esto se "trata de una larga reestructuración".
Precio récord de la tierra
A pesar de su marco de acero y ventanas que vas desde el suelo al techo, la ubicación de The Corniche está complicando su venta. Su silueta curva contrasta con el resto de Ap Lei Chau, la que fue durante décadas una isla de pesca y que ahora se ha convertido en un barrio de clase media adyacente a proyectos de vivienda pública.
Logan y KWG soñaron con un gran proyecto que capturase el auge inmobiliario que vivía por entonces Hong Kong. Esta fiebre inmobiliaria prometía estar respaldada por la afluencia de chinos ricos que preferían diseños extravagantes y lujosos con bonitas vistas. También China vivía su propio auge con una economía pujante. Pero ahora, el inmobiliario chino sufre el mismo problema que el de Hong Kong.
Entonces la marea del inmobiliario cambió repentinamente. Los reguladores chinos tomaron medidas drásticas contra el endeudamiento excesivo, lo que exacerbó la escasez de liquidez para los promotores que ya se encontraban en un terreno financiero inestable. Junto con los confinamientos por el covid y una depresión económica. Todo esto junto provocó el incumplimiento de más de 100 bonos inmobiliarios chinos en dólares.
Logan y KWG poseen cada uno el 50% de The Corniche. Ambos tienen acreedores y bancos haciendo cola para recibir su parte. La tensión se está gestando a medida que las diferentes partes luchan por encontrar la mejor solución.
Algunos de los bancos más grandes que operan en Hong Kong proporcionaron 10.200 millones de dólares de Hong Kong en préstamos para financiar la construcción del proyecto. Entre ellos se incluyen: HSBC, Standard Chartered e Industrial and Commercial Bank of China.
Una deuda gigante
Logan tiene más de 6.000 millones en deuda extranjera que está tratando de reestructurar. KWG tiene 4.000 millones en bonos extraterritoriales en circulación, según datos recopilados por Bloomberg.
La Corniche podría convertirse en un objetivo principal de estos acreedores si los promotores no pueden hacer frente a sus deudas. La Corniche (The Corniche, en inglés) sería una suerte de activo con el que solventar parte de estos problemas, aunque ahora se duda de cuál es el valor real de este complejo. Hoy no logra atraer el interés de ningún inversor.
Los acreedores quieren su parte
Además, según explican desde Bloomberg es más sencillo hacerse con los activos de los promotores en Hong Kong que en la propia China, asegura Ronald Thompson, director gerente de la firma de asesoría y reestructuración Alvarez & Marsal.
Eso es justo lo que muchos han hecho. Los bancos confiscaron las propiedades comerciales de Hong Kong de la empresa inmobiliaria china Cheung Kei Group a principios de este año. Los acreedores también se llevaron la casa de 271 millones de dólares del fundador en marzo. Hui Ka Yan, fundador de la china Evergrande, perdió su mansión de Hong Kong y un edificio de oficinas que recayó en manos de los acreedores de la inmobiliaria.
"Los inversores que negocian con estas empresas deben embargar activos o empresas a través de un proceso legal, y cuanto más espere, menos sabrán lo que pueden terminar llevándose", asegura Hsiao, que administra su propio hedge fund y ha invertido en Bonos de promotores de China desde 2010.
En general, los promotores del China continental han tenido más dificultades que los promotores locales de Hong Kong para vender apartamentos en la ciudad, en parte por las preocupaciones sobre su salud financiera.
La cuestión es que Corniche no tiene compradores, las fuentes de Bloomberg aseguran que casi nadie se pasa por este complejo con la intención de adquirirlo. Las tardes son tranquilas en el complejo, la calma solo es perturbada por algún camión de carga que pasa zumbando o por los estudiantes que van conduciendo sus Toyotas blancos avanzando poco a poco por el camino.