Vivienda - Inmobiliario

Así es como puedes cambiar tu hipoteca variable a una fija: ¿Todavía merece la pena?

  • Debido a la inflación, las hipotecas fijas son una opción atractiva
  • Los bancos llevan meses promoviendo las variables y dificultando las fijas
  • Existen tres maneras de solicitar el cambio del tipo variable al fijo
Casas prefabricadas (Dreamstime).
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Tras el gran aumento que experimentó el euríbor durante el verano, y que prosigue hasta la actualidad para situarse en torno a un 3,8%, muchas personas siguen pensando en cambiar su contrato hipotecario al tipo fijo, de manera que los cambios no afecten a sus pagos mensuales.

El Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed), con sus continuas subidas en los tipos de interés para enfriar la economía, han afectado a este índice de referencia. Como consecuencia, se han producido cambios tanto en la oferta como en la demanda de hipotecas a tipo variable y fijo.

Por tanto, muchas personas buscan todavía cambiar su hipoteca variable (con un interés que cambia durante el plazo de devolución del préstamo) para conseguir una a tipo fijo (aplica el mismo tipo de interés a lo largo de la vida del préstamo). Cabe añadir que este hecho va contra la tradicional popularidad que las primeras siempre han tenido en España.

¿En qué consiste cada una?

Según muestra el Banco Santander en su página web, las similitudes y las diferencias entre ambos tipos giran en torno a tres factores: el plazo del préstamo, la capacidad de afrontar subidas de tipos de interés y las expectativas de ingresos.

-Como ya se ha mencionado, la fija ofrece una cuota estable, a cambio de (generalmente) requerir un tipo de interés más elevado que la variable. Debido a sus peculiaridades, la fija está pensada para el corto plazo (menos de 20 años), pero también se pueden encontrar estos préstamos con plazos de amortización de hasta 30 años.

-La variable se modifica según un índice de referencia que suele ser el euríbor, aunque este no es el único. También atiende a un diferencial propio de cada banco. Este tipo posee comisiones menores a las de la hipoteca fija, y un plazo de amortización de entre 30 y 40 años. Se puede contratar una revisión cada 6 o cada 12 meses, y según la elección cambiará la cuota mensual. Sin importar la decisión, la cuota mensual baja si el euríbor hace lo propio, y subirá si este se eleva.

¿Merece la pena hacer el cambio?

Para saber la respuesta, es importante no fijarse solamente en las primeras cuotas, pues en ese caso un interés fijo no suele parecer buena opción. Además, como resultado de las estrategia de los bancos, las hipotecas variables poseen ahora unas cuotas más bajas que antes, ya que estos han promovido unos intereses menores para intentar hacerlas más atractivas.

Así, la decisión se debe de tomar pensando en lo que se va a pagar en los próximos años. Cabe recordar que el euríbor es hoy de en torno al 3,8%, pero se debe comentar que las expectativas son que este baje unas décimas en lo que queda de año. Valorando esto, y tras comprobar las nuevas condiciones en las variables, la hipoteca fija se muestra como una opción atractiva en estos momentos.

Pasar de hipoteca variable a fija

Tal y como indica HelpMyCash, comparador de productos bancarios, existen tres maneras de realizar este cambio.

1. Acordar el cambio con el banco: primero se debe hablar con un agente de la entidad, para luego tasar la vivienda, de modo que el banco podrá conocer su valor y considerar así el riesgo de tal cambio. Si sale adelante, solo quedará formalizar el proceso ante notario.

2. Subrogar el préstamo bancario, transfiriendo la hipoteca a otra entidad que esté dispuesta a cambiar el tipo variable por uno fijo. Una vez materializado este proceso, se deberán seguir los mismos pasos que en el caso anterior.

3. Se puede contratar una hipoteca nueva, quedando así el actual préstamo a tipo variable cancelado. Para ello se debe primero solicitar el crédito al propio banco o a otro. Después se tasará la vivienda, se formalizará el cambio ante notario, se liquidará la hipoteca previa con el dinero de la nueva, y finalmente tocará tramitar su cancelación registral para inscribir en el Registro de la Propiedad el nuevo préstamo.

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