Vivienda - Inmobiliario

Wuhan se convierte en el 'conejillo de indias' de China en un experimento para resucitar el inmobiliario y la vivienda

  • De epicentro del covid a 'conejillo de indias' para intentar resucitar a la vivienda
  • La medida deshace los límites impuestos por el Gobierno nacional en 2017
Ciudad China de Wuhan. Foto de iStock

La historia reciente de Wuhan es intensa. Esta ciudad fue el epicentro de la pandemia de covid-19 que asoló el mundo durante todo 2021 y buena parte de 2022. Ahora, esta misma ciudad se ha convertido en el 'conejillo de indias' de China para intentar hacer resurgir un mercado inmobiliario que está lastrando el crecimiento económico del gigante asiático.

Las autoridades de la urbe, capital de la provincia de Hubei y octava localidad que más PIB produce del país, permitirán a las familias locales tener hasta tres apartamentos, mientras que las procedentes de otros lugares podrán adquirir un máximo de dos.

Wuhan tiene unos 12 millones de habitantes y ha sido la primera ciudad en recibir la orden de Pekín para aliviar restricciones clave en la compra de viviendas, allanando el camino para que más ciudades hagan lo mismo y respalden la demanda (si funciona el experimento) a medida que se prolonga la caída de la propiedad en la segunda economía más grande del mundo.

La ciudad fue el epicentro del covid, donde surgieron los primeros casos hace más de tres años. Wuhan será la primera ciudad importante que claramente permite a los propietarios comprar más de una vivienda, lo que suaviza la prohibición establecida en muchas áreas metropolitanas para evitar la especulación. 

"Ahora es mucho más probable que otras ciudades sigan la estela, sobre todo otras grandes ciudades", asegura Chang Shu, economista jefe para Asia de Bloomberg Economics. "Con una postura de mayor apoyo por parte del gobierno central, los gobiernos locales han estado tomando medidas para apuntalar sus mercados inmobiliarios".

La recesión del inmobiliario en China, que ya dura más de un año, persiste incluso cuando las autoridades locales recortan los tipos de interés y suavizan los requisitos de pago inicial para atraer a los compradores. Los 100 promotores inmobiliarios más grandes han visto caer las ventas de casas nuevas en un tercio en enero con respecto al año anterior, según datos preliminares de China Real Estate Information.

Fin a los límites de 2017

La medida deshace los límites impuestos por el Gobierno nacional en 2017 ante la situación de sobrecalentamiento que vivía entonces el mercado, que contrasta con la situación actual, en la que los precios de la obra nueva llevan cayendo 16 meses consecutivos, según datos oficiales, ante una importante caída en las ventas.

Concretamente, las ventas pactadas de las 100 principales promotoras del país descendieron un 32,5% interanual en diciembre, según cifras de la consultora inmobiliaria CRIC.

Algunas ciudades menores como Dongguan o Foshan, ambas en la provincia suroriental de Cantón, ya habían retirado los citados límites, pero Wuhan es la primera entre las diez localidades más ricas del país en hacerlo, aunque analistas citados por el diario hongkonés South China Morning Post no creen que esto vaya a replicarse en megalópolis como Pekín, Shanghái o Shenzhen.

El inmobiliario se hunde

La posición financiera de muchas inmobiliarias chinas empeoró después de que, en agosto de 2020, Pekín anunciase restricciones al acceso a financiación bancaria a las promotoras que habían acumulado un alto nivel de deuda apoyando durante años su crecimiento en agresivas políticas de apalancamiento, entre las que destacaba Evergrande, con un pasivo de más de 300.000 millones de dólares.

En los últimos meses, ante la crisis en el sector, el Gobierno ha cambiado su tono y ha anunciado diversas medidas de apoyo, con los bancos estatales abriendo asimismo líneas de crédito multimillonarias a diversas promotoras, marcando como objetivo prioritario la construcción de los proyectos vendidos sobre plano.

La falta de liquidez en el sector provocó que numerosas promociones en todo el país se vieran obligadas a parar las obras, lo que se tradujo el pasado verano en un "boicot de hipotecas" que se extendió a más de un centenar de ciudades, con los compradores de los pisos inacabados comunicando a los bancos que no seguirían pagando sus créditos.

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