Las ventajas son evidentes. Inviertes en un bien cuyo valor crece con el tiempo. Sobre todo, si eliges bien qué reformas aplicas. Y, si no te basta con la revaluación, puedes alquilar tu vivienda y obtener rentabilidades de forma periódica. Además, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con las acciones, puedes invertir en inmuebles con solo una fracción de lo que cuesta el activo -financiando el resto con una hipoteca-.
Invertir en ladrillo siempre ha sido un recurso efectivo para quienes buscan un destino poco arriesgado pero rentable para sus ahorros. A pesar de considerarse una inversión alternativa, es la primera que viene a la mente en un país como el nuestro. Y, aunque todos recordaremos siempre el estallido de la burbuja hace ya 14 años, el inmobiliario se considera un refugio para la inversión, sobre todo, en tiempos difíciles. ¿Lo sigue siendo?
En las últimas semanas, se ha hablado mucho del estado del sector inmobiliario. Titulares alarmantes centraban la atención en el deterioro del ladrillo a nivel internacional. Dos renombrados periódicos británicos -The Economist y Financial Times- eligieron el adjetivo brutal para definir la recesión inmobiliaria en marcha. Pero ¿se podría aplicar a España lo que está sucediendo en Canadá, Suecia, Nueva Zelanda, Estados Unidos o Países Bajos?
'Spain is different'
Es cierto que la inflación, y la consiguiente subida de tipos, han ido atemperando las cifras históricamente buenas con las que arrancó el año el ladrillo. Es verdad también que todavía en octubre el ritmo de compraventas era notable, con un alza del 9,7% respecto del mismo mes de 2021, según los datos de los registradores. Esta misma pujanza ha hecho crecer el miedo a una burbuja entre los ciudadanos, una posibilidad que descartan todos los estudios.
Al mismo tiempo, el encarecimiento de la financiación y la menor oferta disponible hacen probable una corrección del mercado en 2023. Es seguro que el número de compraventas se reducirá –puede que un 15%–. Desde Solvia consideran, en todo caso, que la actividad inmobiliaria siga siendo "un importante motor para la economía, con niveles de actividad superiores o similares a los alcanzados en los años previos a la pandemia".
Para 2023 cabe esperar también una desaceleración en los precios de la vivienda. Pero aquí el desenlace está más abierto, aunque excluye la volatilidad observada este año en los selectivos y en casi todas las clases de activos. Así, mientras que Atlas Real Estate Analytics estima que los precios cerrarán 2023 un 0,9% por debajo de los de 2022, Fitch Ratings cree que la vivienda se encarecerá entre un 2 y un 4% en 2023, y que seguirá subiendo en 2024. La agencia destaca a España frente al resto de países de Europa, donde las previsiones son negativas.
Inversión con cimientos sólidos
Lo que está fuera de duda es que el mercado residencial ha resistido comparativamente bien las turbulencias económicas. Pocos sectores han capeado las noticias sobre la guerra, los costes energéticos o los temores sobre la recesión. En este contexto, los inversores aprecian más que nunca los activos y los negocios cuyos fundamentales son capaces de soportar los escenarios no previstos y, por tanto, preserven valor.
En Urbanitae hemos constatado esta demanda en un año récord para nosotros. En lo que va de año –y todavía queda– hemos financiado 31 promociones inmobiliarias por un total cercano a los 62 millones de euros. Pequeños ahorradores e inversores institucionales han realizado más de 20.000 inversiones en nuestra plataforma, en la confianza de encontrar un refugio rentable para su dinero.
Y es que, pese a las hipotecas más caras, sigue existiendo una demanda solvente para el residencial español, sobre todo si nos fijamos en segmentos como la segunda residencia, la costa o la vivienda prime. Segmentos en los que, por otra parte, un alto porcentaje de compradores no requieren de financiación para la compra. Las oportunidades se presentan, también, en zonas tensionadas o en proyectos con suelos adquiridos a precios bajos.
Rentabilidades de doble dígito
Gracias al crowdfunding, que reúne a muchos inversores para financiar proyectos grandes, son cada vez más los ahorradores que acceden a la inversión en ladrillo. En Urbanitae, la aportación mínima por proyecto es de 500 euros. Desde que obtuvimos la autorización de CNMV, a mediados de 2019, hemos devuelto la inversión en 14 proyectos, con una rentabilidad anualizada media cercana al 17%.
Las cifras hablan por sí solas. La inversión en promoción inmobiliaria ofrece retornos muy por encima de la inflación, con un nivel de riesgo contenido. Nuestra experiencia en Urbanitae demuestra que, eligiendo bien y fijando condiciones estrictas para minimizar los riesgos –previstos e imprevistos–, aún es posible sacar partido a los ahorros diversificando en un sector considerado seguro. Y lo seguirá siendo en 2023.