
Con la inflación desbocada y subidas de los tipos de interés, Portugal se arriesga a una crisis inmobiliaria que podría alcanzar la gravedad de 2008 si el Gobierno no toma medidas para ayudar a los ciudadanos endeudados con créditos hipotecarios.
El "boom" inmobiliario luso ha disparado tanto los precios de compra de vivienda (que en 2021 crecieron un 9,4%) como de alquiler, impulsados por la demanda extranjera y el turismo.
Portugal registró el pasado año el mayor crecimiento en créditos concedidos en un lustro: los bancos tenían en cartera cerca de 1,4 millones de contratos hipotecarios al final de 2021 con una deuda próxima a los 101.000 millones de euros, según datos del Banco de Portugal.
La elevada inflación, un 8,9% en agosto, ha llevado al Ejecutivo del socialista António Costa, con mayoría absoluta, a anunciar ayudas para frenar las subidas, pero hasta ahora solo destinadas a alquileres. En 2023 el aumento máximo de alquileres de viviendas y locales comerciales se limitará al 2%, lo que será compensado con ventajas fiscales para los propietarios.
Esta medida, que "estabiliza" los alquileres, no es suficiente para prevenir una crisis de vivienda, ya que los beneficiarios de créditos están "a ciegas" sobre cómo les afectará la inflación y las ayudas que pueden recibir, explica a EFE el economista João Abel de Freitas.
"Si no hay grandes medidas, la crisis será peor que en 2008"
"El porcentaje de compradores que tendrán problemas para pagar el préstamo es un poco más pesado que en 2008", advierte el experto, antiguo director general del Gabinete de Estudios y Perspectivas del Ministerio de Economía.
"Pienso que puede llegar a 2008 y, si no hay medidas de fondo, hasta puede ser peor", insiste Freitas, que alerta de que las más afectadas serán familias con ingresos inferiores a 2.000 euros mensuales.
Será "mucha gente", matiza, dado que el salario mínimo en Portugal es 705 euros/mes y el medio no llega a 1.500.
Por ello, aboga por políticas públicas para evitar situaciones extremas, como los desahucios. Medidas que, según el ministro de Infraestructuras y Vivienda, Pedro Nuno Santos, el Gobierno está estudiando.
Aumenta el riesgo de quiebras en inmobiliarias
Además, Freitas augura que la inflación enfriará el mercado: "la demanda de compra de casas va a bajar, lo que hará también bajar el propio precio del mercado de venta".
También las inmobiliarias trabajan con la perspectiva de un cambio en el mercado con una inflación récord en 30 años y "un conjunto de dificultades añadidas".
Beatriz Rubio, CEO de RE/MAX Portugal, opina que la subida de los tipos de interés puede afectar a la demanda de nuevos créditos y traducirse en dificultades para mantener los existentes, pero alerta además de que algunas inmobiliarias podrían incluso quebrar.
La golden visa ha alimentado la burbuja
Sin embargo, los expertos no perciben que el miedo a una recesión haya acelerado la venta de inmuebles. "El sector inmobiliario reveló ser una verdadera palanca para la economía durante la pandemia, siendo un refugio seguro de capitales, muy resistente a las crisis. Por ello, no se han producido flujos de ventas anormales, derivados de una posible recesión", afirma a Efe.
Un "refugio" que ha atraído la intención de los inversores extranjeros, potenciado por las "golden visa", visados a cambio de inversiones, que en la última década han alimentado el "boom" inmobiliario en ciudades como Lisboa.
En el primer trimestre de 2022, el 5,9 % de las transacciones inmobiliarias en Portugal (2.556 viviendas) fueron realizadas por compradores domiciliados en el extranjero, según el Instituto Nacional de Estadística luso.
El mercado del alquiler, en el punto de mira
Por otra parte, pese a la decisión del Ejecutivo de limitar al 2% la subida de los alquileres, los precios siguen siendo elevados en un país con alta demanda.
Según datos del portal Idealista, los alquileres subieron en agosto un 1,4% frente al mes anterior, mientras que la variación anual ascendió al 6,1%, con especial incidencia en la capital y su área metropolitana.