Transportes

Los mil y un históricos fallos del tren extremeño

La línea ferroviaria de Extremadura es famosa por los continuos retrasos e incidencias. Viajar en tren desde Madrid a Badajoz es toda una odisea: en el mejor de los casos (si se viaja en Talgo) se tarda cinco horas y veinte minutos en recorrer 369 kilómetros y algo más de seis horas si se viaja en un tren convencional.

Eso sí, siempre y cuando no haya una incidencia que deje la locomotora parada durante horas en algún punto de la red, algo más que habitual. Por ejemplo, el 18 de noviembre de 2017 el Talgo se quedó parado horas a la altura de Ciudad Real mientras que el pasado 23 de junio de 2018 una locomotora ardió en mitad de la vía, obligando a evacuar a todos los pasajeros.

Ese mismo año, en el Puente del Pilar, hubo cuatro grandes incidencias, la más grave fue que el tren se quedó sin frenos. Y es que, más allá de que las averías son el pan de cada día porque los trenes son diésel y son muy antiguos al no estar electrificada la línea, uno de los grandes problemas del sistema ferroviario extremeño es que solo tiene una vía, por lo que cualquier incidente afecta a todos los trayectos, generando retrasos y bloqueos generalizados.

A esto se suma el estado de la propia infraestructura con problemas de inestabilidad en varios trazados de la vía, que además tiene tramos (el 30% de la red) con traviesas de madera del siglo XIX (1886) por los que los trenes solo pueden circular a 30 kilómetros por hora, lo que ralentiza el trayecto. El problema de la sistema ferroviario extremeño viene de muy antiguo y tiene sus raíces en el poco peso político que tiene la región en el Congreso de los Diputados y en la fuerte apuesta por el AVE, que ha llevado al Estado a minimizar la inversión en renovar y electrificar la red convencional.

Así, en 2004, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero prometió que la alta velocidad llegaría a Badajoz en 2010, año en el que no sólo estaba muy lejos de ser una realidad si no en el que las obras se paralizaron ante la negativa de Portugal de seguir con el AVE hasta Lisboa. Ese mismo año se quitó el Talgo, que se volvió a poner en marzo de 2018. Desde entonces las obras del AVE han ido muy despacio y aunque en los últimos años se ha dado un empujón a la red en la parte extremeña (está al 80% construida) las obras van más lentas en Castilla - La Mancha.

Así, cada euro que se destina al mundo ferroviario en Extremadura se destina al AVE. A su vez, la apuesta por este sistema ha hecho que Renfe no invierta mucho en renovar su flota diésel, lo que hace que los trenes sean cada vez más viejos y den más problemas. Por su parte, el hecho de que la región tengo pocos diputados en el Congreso (apenas cinco) y que solo tenga un millón de habitantes dificulta que su voz y sus reclamaciones sean oídas, por lo que siempre se acaba beneficiando a otras Comunidades como Cataluña o Andalucía.

La diputada canaria Ara Oramas ya lo dijo, "nos obligan a ser independentistas para conseguir lo que es justo". A lo mejor Extremadura debería movilizarse para ser Portugal y así conseguir que el Gobierno le arregle la vía del tren.

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