
La convivencia entre taxis y VTC es una de las grandes patatas calientes que las administraciones tienen sobre la mesa en España. Mientras la Generalitat cocina una nueva ley en Cataluña y en Madrid los taxistas se echan a la calle en protesta por las nuevas licencias, nadie parece tener la receta para lograr la paz social y, a su vez, garantizar el mejor servicio para los clientes.
Con este clima aterriza en España y en Europa Lyft, plataforma de movilidad estadounidense, que acaba de comprar FreeNow. La norteamericana opera tanto con VTC como con taxis en la mayoría de sus mercados -en España solo lo hará con taxis-, por lo que sabe de la dificultad de hacer convivir todos los intereses del mercado. Jeremy Bird, vicepresidente de la empresa, atiende a elEconomista.es en sus ya oficinas de Barcelona para desgranar los retos y perspectivas de futuro.
La semana pasada se cerró la compra de FreeNow ¿Qué cambios podrán notar los usuarios?
Hay una cosa que queremos remarcar: nos gusta la experiencia actual que ofrece FreeNow, pero queremos mejorar y hacerla crecer. Seguirá siendo una aplicación centrada en taxis, que representa el 90% del negocio en Europa. Nosotros firmamos en abril y desde entonces se ha pasado de 150 ciudades europeas a 180 y Lyft ha crecido en Montreal y Puerto Rico, por ejemplo. Seguiremos viendo este crecimiento. Ya, desde el primer día, si eres cliente de Lyft y vienes a Europa y lo mismo si eres usuario de FreeNow y vas a Norteamérica verás un mensaje emergente para descargar la otra aplicación.
¿Pero existirán?
Se empezarán a ver con el tiempo, pero nada drástico el primer día. Sin embargo, ya hemos pensado en algunas mejoras: en Norteamérica construimos nuestros propios mapas, que están realmente enfocados en la experiencia de la aplicación. Por ejemplo, el mapa dirige al conductor al lado correcto de la carretera para usar carriles para taxis, por ejemplo. Y lo mismo para los pasajeros, para los que pensamos en más programas de recompensas.
¿Integrarán ambas aplicaciones?
Empezaremos con dos aplicaciones diferentes. Tenemos mucho trabajo por hacer para integrarlas, como puede ser con los estándares de privacidad europeos. Con el tiempo queremos que sea una experiencia fluida, con lo mejor de ambos mundos. Hay mucho de FreeNow que llevaremos a Norteamérica. A nivel de marca inicialmente trabajaremos con FreeNow by Lyft y luego, con el tiempo decidiremos qué tiene más sentido. Lo que no queremos perder es lo que hace que FreeNow sea tan exitoso hoy: las relaciones en el terreno o el software de gestión de flotas que tienen.
¿Qué más aplicaciones de Lyft podrían traer con FreeNow para mejorar la experiencia del usuario?
Con los conductores, sin ir más lejos, acabamos de lanzar un nuevo programa de recompensas: por cada viaje que dan, obtienen recompensas muy beneficiosas. Puedes convertirlas en efectivo o en beneficios realmente positivos, ya sea un cambio de aceite, gasolina, etc... No lo importaremos idénticamente porque un taxista es diferente a los conductores de VTC de Estados Unidos, pero creemos que hay mucho potencial aquí. Para los pasajeros pongo el ejemplo de Lyft Silver, que facilita la experiencia para personas mayores y puede tener sentido.
A nivel de crecimiento, ¿en qué mercados les gustaría entrar?
Queremos crecer en los nueve países en los que ya opera FreeNow, pues todavía nos quedan ciudades por cubrir. Pero luego está claro que estaríamos interesados en expandirnos. Freenow históricamente existió en Portugal, pero ya no está allí y hay muchas oportunidades. Otro gran ejemplo es Suiza, que tenemos rodeada pero no estamos allí. En Escandinavia tampoco tenemos presencia, ni en Dinamarca, Bélgica o Europa del Este.

¿Ya tuvieron reuniones con los taxistas? Son un grupo tradicionalmente reticente a las plataformas...
Sí. Los taxistas deben entender que estamos llegando para seguir fortaleciendo esas relaciones que ya tenían con FreeNow. Queremos fortalecer la industria y lo que verán es que obtendrán más viajes. Tenemos una encuesta para conductores de EEUU que conducen para nosotros y para Uber y la brecha es de 29 puntos favorable a nosotros. No estamos llegando de la misma manera en que lo han hecho otras compañías estadounidenses.
¿Cómo gestionará la convivencia entre los precios regulados del taxi y los precios dinámicos de las VTC?
Dependerá de las regulaciones de cada país. Polonia, por ejemplo, es muy similar al mercado de Estados Unidos, pero España tiene unos precios muy regulados.
¿Cómo fue el proceso de adecuarse a las regulaciones, ya no solo de cada país sino de cada ciudad?
Son mercados muy diferentes. Madrid tiene regulaciones muy diferentes a Barcelona. O en algunos lugares puedes tener las mismas regulaciones, pero diferentes interpretaciones. En EEUU sucede lo mismo: hay una regulación por cada Estado, que luego incluso cambia en cada ciudad. Chicago tiene una ley distinta al resto de Illinois, así que ya estamos familiarizados. Además Freenow tiene unas relaciones muy sólidas con los reguladores, construidas durante años.
En Cataluña y en Barcelona se elabora ahora mismo una nueva ley sobre la industria del taxi y de las VTC, ¿qué le sugeriría a las instituciones?
Interviene Isabel García, directora general de FreeNow en España: Lo importante es que lo que se acuerde nos aseguremos de que se cumpla por parte de todos. Uno de los problemas es que la regulación existe, pero no se aplica, por lo que permite que algunos actores ejerzan competencia desleal. Es genial que haya unas reglas, pero deben aplicarse a todos.
¿Qué tienen en común, pues, las leyes que funcionan en todas las geografías en las que trabajan?
Vuelve Jeremy Bird: Es difícil. Es cierto que las leyes si no se aplican no importa como sean. Otro punto en común que hemos detectado es que los conductores quieren ser independientes. Ya sea en taxi o VTC, no vienen a ser controlados. Y en segundo lugar es importante que el terreno de juego sea nivelado. No puede ser que en algunos lugares tengas precios fijos en unas áreas y otras industrias que pueden rebajarlos de manera injusta. Esto será importante a medida que pensamos en los marcos europeos a futuro.