La primera naviera española de ferris, Baleària, ha dado un paso fundamental para despejar la sucesión del que es su presidente y dueño, Adolfo Utor, con la entrada en el consejo de la empresa de su hijo Guillermo Utor, como nuevo vicepresidente.
Así lo ha anunciado el propio Adolfo Utor durante la presentación de resultados de la compañía en su sede en Denia (Alicante) esta mañana, que ha supuesto también la presentación del menor de sus dos hijos, que lleva 9 años trabajando en la empresa. Precisamente la compañía ha visto como los costes por las normativas medioambientales, la fuerte competencia en Baleares y la deuda para hacer frente a la inversión en la ampliación y renovación de sus barcos ha vuelto a reducir sus ganancias en su último ejercicio.
La naviera registró un beneficio neto de 25 millones de euros, un 36% menos, después de incrementar su cifra de negocio un 6%, hasta los 691 millones de euros. Un recorte de la rentabilidad que atribuye al aumento de las amortizaciones y de los gastos financieros por mayor deuda y la evolución de los tipos de interés, para asumir las inversiones de 309 millones de euros en su flota del año pasado.
La compañía que opera 28 rutas en 5 países ha ampliado su flota hasta los 43 barcos, 30 de ellos en propiedad. Además tiene 3 en construcción, entre ellos dos completamente eléctricos para la futura línea del corredor verde entre Tarifa y Tánger. El grupo ha invertido en la última década 1.000 millones de euros y su endeudamiento actual alcanza los 650 millones de euros, según detalló su presidente.
Utor también citó el elevado coste de las normativas medioambientales, como las tasas denominadas ETS, que el año pasado supusieron compensar el 40% de las emisiones y un coste de 9 millones de euros. Una cifra que se incrementará al 70% de las emisiones este año, lo que para Baleària supondrá 26 millones de euros y llegará al 100% en 2026.
Pese a ello, Utor aseguró que la pérdida de rentabilidad de los últimos años "no nos preocupa, porque el ebitda y resultado van a mejorar este año" por la entrada en servicio de los nuevos barcos y las nuevas líneas. Según el empresario, en el nuevo ejercicio que arrancó el 1 de noviembre los ingresos crecen a dos dígitos.
El presidente de Baleària destacó sus planes de crecimiento en las líneas entre la Península y el norte de África, que supone cerca del 30% de los negocio, con cuatro líneas nuevas entre Barcelona y Valencia con Argelia y la renovación de rutas con Marruecos, "que va a ganar enteros" y donde han entrado las navieras Stena y DFDRS.
Baleares y Armas
Su mercado tradicional y principal, Baleares, marcó también la menor rentabilidad por "los precios depredadores" y la "dura competencia", sobre todo en transporte de carga, desde hace cuatro años, con la llegada de los gigantes italianos Grimaldi (que se hizo con Trasmed) y MSC, a través de GNV.
"En algún momento nuestro competidores tienen que cansarse de perder dinero", aseguró el presidente de Baleària que considera que no es muy razonable que suban los costes y los fletes se mantengan en esas líneas, por lo que considera que algunas navieras están subvencionando la carga Pese a ello, Utor descartó dejar líneas en las Baleares por esa menor rentabilidad.
Además, el presidente de Baleària insistió en su interés por hacerse con la otra gran naviera de ferris española, la canaria Armas, de cuya venta se habla desde hace años al haber quedado en manos de varios fondos acreedores como JP Morgan. Utor repitió que pujarán por ella si se produce ese proceso de venta que el sector da por hecho desde hace años.
"En la medida que pueda intentaré tener socios canarios, pero el debate yo creo que es más tener socios nacionales o internacionales", señaló, después de que en las islas se haya planteado desde el Gobierno autonómico la necesidad de que haya capital canarias en la compañía. Según Utor, "somos una novia bien querida", a la que no le han faltado novios tanto financieros como industriales pero que su prioridad es seguir siendo una empresa nacional y no ser filial de ningún gigante multinacional marítimo que decide en "Copenhague, Ginebra Y Lonres", y defendió que el sector naviero tiene que ser estratégico para un país con dos grandes archipiélagos, Ceuta y Melilla, para no depender de fuera.
Trump y Puerto Rico
Otro de los frentes abiertos para la naviera es los efectos de la llegada de Trump a la Casa Blanca para sus planes de crecimiento en Puerto Rico, donde planea una ruta marítima con República Dominicana. Utor reconoció "preocupación" por los cambios en el Gobierno de Estados Unidos y que el relevo político "puede poner en riesgo esa inversión".
"Preveíamos unos créditos fiscales que necesitamos confirmar", explicó, además de señalar que también es necesario asegurar que el Gobierno federal asume "los costes de frontera". Según su propietario, Baleària tiene los proyectos y la financiación, pero aún debe confirmar esos temas burocráticos para una inversión que se cifró en 100 millones de euros.