
La privatización del 49% del capital de la gestora aeroportuaria nacional Aena fue un proceso largo (duró cuatro años) y complejo, ya que tardó tres ejercicios en registrar beneficios tras dar salida a 1.200 empleados. Pero una década después de su salida a bolsa, es casi unánime la sensación en el Gobierno, los mercados y el sector aéreo de que fue una decisión correcta.
La cotizada semipública —el Estado, a través de Enaire es dueño del 51%; y el resto está en manos del mercado— cerrará 2024 como el mejor año de su historia en términos financieros y operativos, convertida en referencia para otras empresas estatales y formando parte de los hitos del país para alcanzar la ansiada cifra de 100 millones de turistas internacionales.
Pero para entender el origen de este logro hay que retrotraerse al plan desarrollado a principios de siglo, que permitió ampliar los aeropuertos de Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat y Málaga-Costa del Sol, que han permitido a estos destinos convertirse en hubs internacionales que lideran el ranking aeroportuario nacional y cada año escalan posiciones a nivel europeo.
Colección de proyectos
De cara a los próximos ejercicios, Aena se ha comprometido a invertir hasta 6.000 millones de euros en España como parte del plan de inversiones a acometer en los dos próximos años y una vez arranque el quinquenio 2027-2032, vinculado al nuevo Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA III). Éste está actualmente en negociación con los distintos actores del sector y su cifra final variará al alza al tener que incorporar proyectos en más instalaciones.
Entre las actuaciones más destacadas que la compañía ya tiene en agenda se encuentran los 2.400 millones que ya se están invirtiendo y continuarán haciéndose en Madrid-Barajas; los más de 700 millones comprometidos para modernizar la terminal 1 de Barcelona-El Prat, a falta de que se concreten los planes e importes para construir una tercera pista o 160 para mejorar Palma de Mallorca.
A eso hay que sumar 1.000 millones ya garantizados para ampliar la capacidad de Valencia y Alicante-Elche y los otros 1.000 millones anunciados esta semana para renovar tres aeródromos canarios: Lanzarote y los dos de Tenerife (Norte y Sur). En total, la compañía pretende renovar más de una decena de aeródromos durante los próximos años.
Para llevar a cabo estas inversiones, Aena volverá a financiarse exclusivamente de las tasas aeroportuarias que cobra a las aerolíneas y que ahora están en debate por la polémica generada por Ryanair, que reclama su reducción en los aeródromos de mediano y pequeño tamaño.
El presidente de la compañía, Maurici Lucena, ha prometido al mercado que durante los próximos ejercicios mantendrán unas tasas aeroportuarias "extraordinariamente competitivas para las aerolíneas", aunque el sector ya descuenta una subida las mismas, al llevar congeladas desde la pandemia.
A las inversiones en España hay que sumar el plan de 1.000 millones que Aena tiene para Brasil, su segundo mercado en volumen de pasajeros tras asumir la gestión de 11 nuevos aeropuertos en 2024, que se suman a los seis que ya controlaba en el país latinoamericano. La mayor inversión se la llevará Congonhas, el aeródromo principal de Sao Paulo, segundo del país en volumen de pasajeros y al que se destinarán 382 millones para su reforma.
Más allá, Aena confía en que Reino Unido dé el visto bueno a sus planes para mantener la gestión de Londres-Luton a cambio de su ampliación; y por el momento descarta desinvertir en Jamaica o México.