
El Estado de Italia, a través de su sociedad estatal Ferrovie dello Stato (FS), titular de la operadora ferroviaria Trenitalia, cerró en verano la compra de un nuevo paquete accionarial de Iryo equivalente al 6% del capital que se suma al 45% que ya poseía. Con ello, se convierte en accionista mayoritario de la compañía que, a efectos prácticos, ya actuaba bajo el paraguas operativo de su nueva matriz transalpina, y que ya nombró como CEO a uno de sus altos ejecutivos, Simone Gorini.
La operación se cerró el pasado 3 de julio, pero la ha dado a conocer Ferrovie dello Stato tras la publicación de sus cuentas semestrales. El movimiento contempla la adquisición, a cambio de 15 millones de euros, del 6% en manos de Operador Ferroviario de Levante (OFL), la sociedad participada por los socios de la aerolínea Air Nostrum que hasta entonces poseía un 31% del accionariado y ahora ha visto reducida su posición hasta el 25%. El importe abonado por el Estado Italiano eleva el valor total de la compañía hasta los 250 millones de euros.
El capital restante, un 24% del total, continúa en manos de la gestora de infraestructuras Globalvia, que según pudo saber elEconomista.es de fuentes próximas a la compañía, no tenía intención de alterar su posición. Esta compañía adquirió en febrero de 2022 su paquete accionarial del 24% a cambio de 39,1 millones de euros, lo que entonces confería un valor de mercado de 162,9 millones de euros a Iryo. Por tanto, en apenas dos ejercicios, la operadora ferroviaria habría elevado su valor en más de 87 millones de euros, más de un 53%.
La posibilidad de que Ferrovie dello Stato (Trenitalia) ejecutase la compra de ese 6% adicional para asumir el mando de la compañía formaba parte del acuerdo de inversión. También estaba incluida en el pacto de accionistas firmado antes de que la sociedad Intermodalidad del Levante S.A. (ILSA), titular de la marca comercial Iryo, arrancase sus operaciones a finales de 2022 en la red de alta velocidad española. Lo hace en competencia con Renfe, propiedad del Estado español, y Ouigo, filial de la compañía estatal francesa SNCF.
Iryo confirma que el movimiento es únicamente "una redistribución de acciones entre los actuales socios que forma parte de la hoja de ruta acordada", que permanecerá inalterable. La sociedad perdió 79 millones de euros en 2023, su primer año completo en operación en España, lo que supone triplicar las pérdidas del año previo, selladas en 25 millones de 'números rojos'. Pero el pasado año no es comparable con el anterior, ya que entonces sólo operó los últimos 37 días del año.
Desde Iryo aseguraban, cuando se revelaron sus cuentas, que "están en línea con las expectativas" y que seguirá apoyándose en sus accionistas, que han cubierto las necesidades operativas con dos ampliaciones de capital cerradas en abril y junio. Además, confía en que 2024, año en que ya tiene desplegados todos los servicios previstos en su estrategia, permita mejorar los resultados.