
Puede que la temporada de sol y playa se haya terminado oficialmente hasta el próximo año, pero esto no significa que estos idílicos espacios con arenas finas y paisajes espectaculares desaparezcan de los planes de los viajeros. Hay muchos amantes de las calas del Mediterráneo que siguen buscando estos lugares y, aunque no se bañen en su ya frías aguas, disfrutan de un agradable paseo sin la masificación propia de la temporada de verano.
A diferencia de otros destinos, que siguen teniendo gran afluencia de turistas durante estos meses, el pueblo de Moraira mantiene una atmósfera tranquila e ideal para quienes lo ponen en su lista de visitar antes de que acabe el año.
Ubicada entre montañas y el mar, Moraira es una antigua villa pesquera que ha sabido preservar su esencia, combinando su historia con comodidades modernas. Sus ocho kilómetros de costa incluyen playas de arena fina y calas rocosas de aguas turquesas, que son perfectas para disfrutar sin el bullicio del verano. En otoño, la temperatura ronda los 20 grados, ideal para disfrutar del paisaje sin el calor agobiante del verano.
Qué ver y hacer en Moraira
En Moraira da igual el tiempo que haga, siempre se encontraran planes que se pueden adaptar a las condiciones del lugar. Concretamente estos meses el punto más popular para visitar es sin duda su puerto pesquero. Fiel a sus raíces este es un lugar perfecto para ver cómo llegan los barcos al final del día. Además, en la Lonja de Moraira, se pueden encontrar pescados y mariscos frescos, algo perfecto para descubrir un poco más de su gastronomía.
En dirección a la historia, destaca el Castillo de Moraira, una pequeña pero icónica fortificación, construido en el siglo XVIII, protegía la costa de piratas berberiscos. Su estructura semicircular y sus vistas al mar lo convierten en un excelente lugar para fotografiar y aprender sobre la historia defensiva de la región.

Como no podía ser de otra manera, las playas y calas de la zona también son dignas de ver, aún en los meses más fríos. Una de las más pintorescas es la Cala del Portet, ideal para un día tranquilo de snorkel y buceo. Sus aguas cristalinas y la tranquilidad del entorno la convierten en uno de los mejores lugares para disfrutar del mar en otoño.
Los viernes en Moraira hay una cita ineludible en el mercado semanal en el que se pueden comprar productos frescos, como frutas, verduras, embutidos y artesanías. Es una excelente manera de conocer los productos de la región y disfrutar del ambiente local.
Un villa de tradición y cultura pesquera
El pasado de Moraira es palpable en cada rincón del puerto y las lonjas. La pesca fue el sustento principal de sus habitantes durante siglos, y aún hoy, la gastronomía y las festividades locales están profundamente conectadas con el mar. La lonja y los bares de tapas cercanos ofrecen una degustación de productos marinos frescos, directamente de los pescadores.
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