
En España se pueden encontrar pueblos muy curiosos, como es el caso de Illán de Vacas, un pequeño municipio situado en la comarca de Talavera de la Reina, que fácilmente se podría alzar como el más pequeño de todos. Es según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pueblo más pequeño de nuestro país con tan solo tres habitantes censados.
Se trata de un lugar tranquilo y apartado, rodeado de campos agrícolas y paisajes típicos de la meseta castellana. La sensación de calma y soledad que impregna el lugar lo convierte en un destino peculiar para quienes buscan escapar de las grandes ciudades y experimentar una tranquilidad absoluta.
El núcleo urbano está formado por unas pocas casas, una iglesia, algunas calles cortas y de tierra, y una plaza. A pesar de su reducido tamaño, el pueblo tiene un encanto particular que refleja la vida rural tradicional de la zona. Sus calles son serenas, y la vida transcurre a un ritmo extremadamente pausado.
Uno de sus habitantes es Javier Bollaín Renilla, un antiguo bróker que durante 40 años trabajó en Bankinter administrando depósitos. A sus 67 años se ha visto convertido en el alcalde del pueblo de sus abuelos, donde tan feliz vive junto a los otros dos residentes: Julián Renilla (72), primo de Javier y anterior alcalde durante 40 años y su hijo, Estalisnao Bollaín (42 años).
Lo cierto es que, a pesar de que sean los únicos censados, no son los únicos que habitan el lugar. En el pueblo trabajan dos agricultores y vive otro hombre que está censado en Talavera de la Reina.
La historia de este pequeño pueblo, que por su tamaño no ha jugado un papel destacado en los grandes eventos históricos, está vinculada a la agricultura y la ganadería, actividades que han sustentado a la población local durante generaciones.
El despoblamiento gradual ha sido una característica en las últimas décadas, y actualmente es más conocido por su singularidad como uno de los pueblos con menos habitantes de España.
La Iglesia del pueblo es un edificio sencillo que representa la arquitectura rural religiosa de la zona. Aunque pequeño, es uno de los pocos puntos históricos de interés en el pueblo.
El entorno natural es una de las principales atracciones. La llanura toledana que rodea Illán de Vacas es perfecta para paseos tranquilos por el campo, disfrutando de los paisajes abiertos y de la soledad de la zona.
La gestión del Illa de Vacas
Debido a su tamaño, la gestión del municipio es más una cuestión simbólica que práctica. Los trámites y las decisiones administrativas se llevan a cabo de forma muy simplificada, y el alcalde del pueblo muchas veces gestiona todos los asuntos municipales sin la necesidad de un equipo grande de trabajo.
Cómo llegar a Illa de Vacas
Desde Toledo se puede llegar en coche en aproximadamente 50 minutos, siguiendo la carretera CM-4004. El trayecto discurre por áreas rurales y pequeñas localidades, lo que añade encanto al viaje.
Desde Madrid el pueblo está a unos 100 kilómetros al suroeste de la capital española. El viaje en coche dura aproximadamente una hora y media, tomando la A-42 en dirección Toledo y luego desviándose por carreteras secundarias.
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