
El grupo húngaro que lanzó la opa sobre Talgo, Ganz-MaVag, atraviesa serias dificultades financieras debido a un megacontrato con Egipto. La empresa finalizó el año 2023 con unas pérdidas de 11,9 millones de euros, que se suman las registradas en el ejercicio 2022, que ascendieron a otros 37,6 millones de euros. Así, el capital social del grupo disminuyó en 10,8 millones de euros, según informó el medio hvg.hu, lo que obligará ahora a los accionistas a llevar a cabo una recapitalización.
A falta de los datos de 2023, el grupo tuvo unos ingresos de 254,7 millones de euros en el ejercicio 2022, procedentes de varias entidades –MAV Vagon, DJJ y Ganz-Magav International–. Esto quiere decir que los ingresos del fabricante español casi triplicaron los del conglomerado húngaro, pues cerró el pasado ejercicio con una cifra de 652 millones de euros.
El contrato en Egipto
El contrato de suministro de trenes para Egipto desarrollado por la filial encargada de la actividad en el extranjero, Ganz-MaVag Internacional, contempla, en concreto, la construcción de 1.350 vagones para la entidad estatal de ferrocarriles del país norteafricano, ENR. Según la prensa húngara, el problema es que aunque los ingresos por este negocio ascendieron a casi 125 millones de euros el año pasado, los costes de producción fueron mayores, alcanzando los 129,5 millones de euros.
La fabricación de los convoyes la ostentó DJJ, que aceptó ejecutar el encargo de la mano del fabricante ruso Transmashholding (TMH), que poco después cesó sus operaciones por la invasión de Ucrania. DJJ vio reducidos sus ingresos en el pasado ejercicio después de haber sido privatizada en 2022 como parte del plan del Gobierno de Viktor Orbán por constituir una gran empresa ferroviaria, siendo adquirida por András Tombor, un antiguo colaborador y cabeza visible ahora de la ofertas sobre Talgo. Según las cuentas del registro mercantil húngaro, DJJ redujo sustancialmente su beneficio el año pasado, desde 850.000 euros a solo 130.000 euros.
Pero si su situación es complicado, mucho más de la Ganz-MaVag International, que debido a las dificultades económicas derivadas del contrato en Egipto está obligado a que los propietarios proporcionen los fondos necesarios para maneter la actividad. El contrato de Egipto se logró con un crédito blanco del banco exterior húngaro Eximbank, que también ha financiado la operación Talgo.
La tercera sociedad que integra el conglomerado, Magyar Vagon, que es la que agrupa el grueso del negocio, también está en números rojos. El año pasado registró pérdidas de 3.647 millones de florines (9,77 millones de euros), frente a unos números rojos el año año anterior de 5.855 millones de florines (14,8 millones de euros).
Más allá de las pérdidas, si el Gobierno español hubiese aceptado la opa de adquisición del conglomerado húngaro sobre el fabricante español, Magyar Vagon habría solucionado uno de los principales problemas que tiene Talgo, que no dispone de suficiente capacidad de producción para afrontar la carga de trabajo. Así, la empresa húngara hubiese aportado a la capacidad industrial de Talgo hasta 8 fábricas ubicadas en Hungría con una superficie conjunta de más de 510.000 metros cuadrados y una plantilla total de 2.500 empleados.