Transportes y Turismo

Esta es la conexión rusa por la que el Gobierno veta la OPA húngara sobre Talgo

El presidente ruso, Vladimir Putin, y Viktor Orbán, primer ministro de Hungría

La conexión con la Rusia de Vladimir Putin. Esa es la razón por la que el Gobierno ha vetado la oferta de la húngara Magyar Wagon sobre Talgo. El Ejecutivo, que alega razones de "seguridad nacional", se habría basado para ello en informes del CNI, según ha adelantado hoy el diario El País. Pero, ¿existe realmente una conexión rusa?

Los hechos demuestran que hay, al menos, varios motivos que siembran la duda. Para el CNI resultó clave que el primer acercamiento a la empresa española llegó del fabricante ferroviario DJJ, que hasta 2022 estaba controlado por capital ruso y que tras la invasión de Ucrania pasó a manos de Magyar Vagon. Al margen de que tras la OPA lanzada ahora hay varios directivos estrechamente ligados al Gobierno de Orbán, que no ha dudado en defender en varias ocasiones públicamente a Putin, hay que tener en cuenta que la oferta está respaldada además por el fondo estatal Corvinus, que ignoró las sanciones para apoyar al banco ruso International Investment Bank (IIB).

Corvinus, que es propietario del 45% del consorcio que se creó para lanzar la OPA sobre el fabricante español, salió al rescate en 2022 del IBB pese a la prohibición expresa de no realizar ningún tipo de transacción con el mismo, facilitándole así su operativa en la Unión Europea después de que el resto de la banca le diera la espalda.

IIB es una entidad creada durante la Guerra Fría por todos los miembros del antiguo Pacto de Varsovia, liderados por la desaparecida Unión Soviética junto con Cuba, Mongolia o Vietnam. En 2019, Putin decidió reactivarlo y trasladó la sede a Budapest aprovechando la buena sintonía con Orbán, el primer ministro húngaro. Hasta la invasión de Ucrania, hace ya dos años y medio por las tropas rusas, el International Investment Bank mantenía varias cuentas abiertas en OTP, el mayor banco húngaro, desde las que llevaba a cabo gran parte de sus operaciones financieras en la Unión Europea.

Después de que en marzo de 2022 Estados Unidos sancionara a IIB por su conexión con Putin, obligando a romper cualquier relación comercial con el mismo, MBK Bank, cuyo primer accionista es precisamente el fondo estatal Corvinus, salió a su rescate. Lo hizo siguiendo las instrucciones del Gobierno de Orban, pero vulnerando, presuntamente, las restricciones impuestas para facilitar sus movimientos financieros.

Otra de las claves está en los directivos detrás de la oferta. El propietario de Magyar Vagon es el fondo Solva II, que está participada con un 80% por Zsolt Hernádi, presidente de la petrolera húngara Mol y una de las personas más cercanas a Viktor Orbán. El 20% restante está bajo el control de la sociedad Rocadura Weath Managment, que a su vez está bajo el mando de Zsolt Komondi, otro de los individuos de confianza del mandatario húngaro, que en su caso ejerció como jefe de gabinete en el ministerio de Desarrollo Nacional del país.

Y no son los únicos. Andras Tombor, el empresario que presentó la oferta para la adquisición del fabricante español, se reparte al 50% con Magyar Vagon la sociedad Ganz-Mavag International, que ostenta el 55% del capital de Ganz-Mavag Europe, la sociedad que comunicó a la CNMV su interés por quedarse con Talgo. Como Hernádi y Komondi, sus socios en la operación, Tombor es otra persona muy cercana al Gobierno húngaro. Hace ya más de dos décadas ocupó el cargo de consejero de asuntos de Seguridad Nacional en el primer ejecutivo de Orbán.

Vía libre para Skoda

Los recelos ante la oferta de la empresa húngara forzaron al Gobierno a buscar un caballero blanco. El veto a la entrada del consorcio Ganz-MaVag en Talgo por razones de seguridad nacional allana ahora de hecho el camino al otro actor interesado en el fabricante de trenes español, el grupo checo Skoda, que a mediados de julio hizo público su interés en una fusión entre ambas partes.

Skoda fue la única que respondió a la llamada de Moncloa para auspiciar una operación alternativa a la adquisición húngara de la empresa fundada por Goicoechea y Oriol, pero descartó hacerlo mediante una contraopa dadas las dificultades financieras atravesadas durante los últimos años, de las que todavía se está recuperando. Tras una propuesta inicial de "integración industrial y combinación de negocio", planteada sin muchos más detalles el pasado 16 de julio, el CEO de Skoda, Petr Novotny, amplicó la propuesta diez días después en una carta en la que reclamaba a la dirección de Talgo "abrir un diálogo" para explorar una fusión entre ambas empresas mediante la apertura de sus libros.

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